- Sociedad
- ÁNGELA CARRASCO
25/11/2025.- Las montañas, que rodean La Paz mantienen todavía destellos de blanco, pero su profundidad se reduce año tras año. La sensación es que las llamadas “nieves eternas” ya no lo son. Expertos alertaron sobre el retroceso glaciar en la conferencia denominada El futuro de los glaciares, ofrecida el pasado miércoles 19 en la Alianza Francesa, de Sopocachi. El encuentro abrió oficialmente el ciclo Horizontes compartidos, una iniciativa franco-boliviana que busca impulsar el diálogo científico y cultural en el marco del Año Internacional de la Preservación de los Glaciares.
La actividad reunió a especialistas y público interesado en comprender la magnitud del retroceso glaciar y sus repercusiones para Bolivia y la región andina. El científico Álvaro Soruco y la activista ambiental Marcela Fernández encabezaron el diálogo, bajo la moderación de Noemí Tirado, colaboradora del Institut de Recherche pour le Développement (IRD) y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia (ANCB)
cifras alarman
El especialista Soruco, investigador del Igema y miembro del Laboratorio Mixto Internacional (LMI)Great Ice, presentó datos que mostraron un panorama inquietante. Explicó que los glaciares ubicados por encima de los 5.400 metros pierden alrededor de medio metro de hielo-nieve al año, mientras que los que están situados por debajo de esa altitud registran descensos cercanos a 1,20 metros en el mismo periodo.
La diferencia, señaló, confirma que “las masas de hielo de menor altitud se derriten al doble de velocidad y comprometen directamente la provisión de agua para las zonas de montaña y las ciudades que dependen de ellas”.
Por su parte, la activista ambiental Fernández aportó una mirada centrada sobre el impacto humano y social. Relató el asombro que aún provoca en personas provenientes de regiones cálidas, como Caracas o Maracaibo, el simple acto de tocar la nieve.
Para Fernández, esa experiencia convierte a los glaciares en más que reservas de agua: los vuelve espacios de identidad, memoria y conexión emocional. Recordó que “los glaciares son una fuente de vida”, y subrayó la urgencia de difundir información en un contexto en el que “los más pequeños desaparecen”.
La activista también destacó la necesidad de integrar múltiples voces en la conversación climática. Señaló que el movimiento Cumbres Blancas impulsa equipos multidisciplinarios que combinan ciencia, montañismo, activismo y espiritualidad a fin de acercar la problemática a un público más amplio y combatir la desinformación que persiste en torno al cambio climático en el país.
El ciclo continuará el 4 de diciembre con una presentación especial sobre los 10 años de los Acuerdos de París a cargo de estudiantes del Colegio Franco Boliviano, y el jueves 11 de con la proyección del documental Glaciares Andinos: Tiempo y Memoria. Cada actividad apunta a profundizar la comprensión colectiva sobre un fenómeno que ya no es lejano: el final anunciado de las nieves eternas.