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  • Susana Salinas

10/11/2025.- María Elena “Bibi” Urquidi Barbery, la esposa del presidente Rodrigo Paz Pereira y madre de Catalina, Alicia, Paulino y Elena, retomará la figura de la Primera Dama, al apoyar mediante la captación de recursos internacionales y acciones puntuales para la ayuda social, a lo largo de la gestión 2025-2030.

“Dentro de la modernidad del siglo XXI, prefiero que ella se dedique a acciones concretas para aliviar a sectores sociales o generar apoyo en ciertas áreas”, dijo Paz al ser entrevistado sobre el tema que concita interés.

El Mandatario explicó que la mirada del rol de su compañera de vida no caerá en los roles tradicionales que esta figura tenía en el país, sino más bien apoyará iniciativas específicas que aporten al desarrollo, alejada de la gestión social como otras primeras damas. En tal sentido, se anunció que ella acompañará a su consorte en viajes oficiales.

“Que no me vengan con escándalos después: la Primera Dama viaja con Rodrigo, es que es mi esposa. Como cualquier boliviano, tengo el deber de cuidar a mi familia”, advirtió Paz, quien hizo hincapié en que en los próximos cinco años cuidará también de su  familia, a la par que lo hará de Bolivia.

De acuerdo con la historia, el título de Primera Dama en Bolivia no se estableció en una ley ni de una norma constitucional, sino del protocolo republicano heredado del siglo XIX.

La expresión comenzó a usarse de manera más formal desde las primeras décadas del siglo XX, cuando los presidentes empezaron a exhibir una imagen de familia presidencial en actos públicos y retratos oficiales.

Una de las primeras mujeres en ocupar ese rol de forma visible fue Matilde Carmona, esposa del presidente Germán Busch. Su rol como Primera Dama se centró en funciones de labor social y protocolar. Si bien los registros históricos no detallan extensamente sus acciones específicas, su rol principal implicaba acompañar a su esposo en eventos oficiales y ceremonias públicas y participar en actividades benéficas y de asistencia social.

La figura de la Primera Dama adquirió presencia pública. Sin embargo, su peso político y social varió según el carácter del presidente y el contexto.

Por ejemplo, Carmela Cerruto, esposa de Víctor Paz Estenssoro, fue una figura importante en lo social y caritativo. Fundó el “Movimiento de Solidaridad Social”. Murió muy temprano.
En el caso de Jaime Paz Zamora (1989-1993) no hubo Primera Dama y el rol protocolar y social quedó vacante o fue asumido por sus familiares en algunos casos.

En el caso de Ximena Iturralde, esposa de Gonzalo Sánchez de Lozada, durante los dos períodos presidenciales de su esposo (1993-1997 y 2002-2003) se centró en una labor social y de asistencia benéfica, dirigió sus esfuerzos a centros de niños y personas con discapacidad, además de apoyar a promocionar leyes clave como lo fue la de Participación Popular.

En el caso de Hugo Banzer Suárez (1997-2001), Yolanda Prada tuvo un rol tradicional de labor social y protocolo, meintras que Virginia Gillum (1989- 2008), la primera esposa de Jorge Tuto Quiroga repitió el rol de su antecesora y al igual que Elvira Salinas, la esposa de Carlos Mesa (2003-2005).

En el caso de Evo Morales Ayma (2006-2019) no hubo Primera Dama oficial  y marcó un cambio en la tradición, por lo que se desplazó el rol protocolar y social a otros ámbitos de la gestión ejecutiva.

En el caso del gobierno más reciente, de Luis Arce Catacora (2020-25), su esposa Lourdes Brígida Durán Romero tuvo un perfil bajo y casi inexistente en lo que se espera de la Primera Dama tradicional que ayuda a promover políticas sociales, coordinar planes y programas a favor del desarrollo de la población desprotegida en el país.

Los dictadores militares tuvieron a su lado a primeras damas que, en mayor o menor medida, coparon importantes espacios de figuración y cumplieron roles junto a sus maridos.