• Seguridad
  • Micaela Villa

30/6/2025.- De enero al 15 de junio de este año, 138 mujeres fueron víctimas de intento de feminicidio, según datos de la Fiscalía General del Estado. La Paz es el departamento que registra más casos de violencia.

Estos datos son diferentes a los que registra la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) que hasta la fecha investigan 61 casos abiertos. Esta cifra se debe a que muchos son denunciados directamente, a través de un memorial o un recurso, a la Fiscalía.

“Hay diferentes factores que llevan a este tipo de violencia. La gran mayoría de estos casos se han dado bajo la influencia del alcohol. Son parejas de concubinos o esposos que han roto el vínculo. El varón no acepta la separación y surge la violencia”, señaló a este medio escrito Mirko Sokol, director nacional de la FELCV.

La tentativa de feminicidio es un delito que ocurre cuando un hombre, con la intención de matar a una mujer, por razones de género, no logra consumar el crimen debido a circunstancias ajenas. Es decir, es el intento fallido de cometer un feminicidio. La Ley 348, Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, no define explícitamente la tentativa de feminicidio, pero sí establece que cualquier acción u omisión que cause la muerte de una mujer por razones de género es considerada feminicidio.

PENAS

¿Cuál es la pena máxima para el autor o los autores? Las tentativas son sancionadas con los dos tercios de la pena establecida para el delito consumado. En Bolivia, un feminicidio es penado con 30 años de presidio, sin derecho a indulto.

Las consecuencias de una tentativa de feminicidio son tanto físicas como psicológicas. Esto es considerado suficiente para que el acto sea punible.

 Las víctimas se ven afectadas en su calidad de vida, tienen traumas de por vida y muchas veces quedan con secuelas permanentes.  La sociedad también experimenta un impacto negativo. Si la mujer no recibe protección y prevención,  la tentativa de feminicidio puede volverse en feminicidio en el futuro. 

Para Sokol, muchos casos de tentativa de feminicidio registran violencia extrema, con saña. Los agresores usan piedras, armas punzocortantes y violencia física sin medir las consecuencias. “Es preocupante. Esto demuestra que hay un desequilibro de emociones de las personas, y es en eso en lo que se tiene que trabajar, en el nivel educativo, la parte psicológica para tener control de las emociones”. 

El Director mostró su preocupación porque pese a los trabajos de prevención, los casos continúan. “Lamentablemente no están surtiendo los efectos deseados. Necesitamos el apoyo de las instituciones, de los medios de comunicación, centros educativos que puedan aportar con este trabajo de prevención”, prosiguió.