10/2/2025.- El 30 de marzo de 2009 nació Boliviana de Aviación (BoA) con un avión y seis viajes en una única ruta, entre Cochabamba y La Paz, aquel día transportó 75 pasajeros en cada vuelo y se conoce que hasta hoy sirvió a más de 40 millones de viajeros a nivel nacional e internacional.
Pero también a lo largo de su historia, ha enfrentado una serie de problemas operativos, lo que ha generado un impacto significativo en los derechos de los usuarios del transporte aéreo y ha puesto en duda la eficacia de la supervisión estatal sobre su funcionamiento.

 

La estatal de aviación, creada con el propósito de democratizar el acceso al transporte aéreo y fortalecer la soberanía del país en este sector, ha sido objeto de críticas debido a incidentes recurrentes relacionados con la seguridad, la puntualidad y la calidad del servicio.

A pesar de su crecimiento y expansión en rutas nacionales e internacionales, su operatividad ha estado marcada por fallas mecánicas, problemas en la gestión de su flota y retrasos que han afectado a miles de pasajeros. Los más recurrentes fueron fallas en motores, aterrizajes de emergencia, desvíos de rutas y aeronaves paralizadas por falta de mantenimiento adecuado. Incidentes que no solo han puesto en riesgo la seguridad de los pasajeros y tripulación, sino que también han generado una pérdida de confianza en la aerolínea bandera.

Por el lado de los derechos de los usuarios, la situación de BoA es preocupante. Los pasajeros del transporte aéreo tienen derechos claramente establecidos en la Ley 453, como el acceso a información transparente sobre sus vuelos, compensaciones en caso de retrasos o cancelaciones y principalmente la garantía de seguridad en cada viaje. 

Mas, al contrario, BoA ha sido señalada por la falta de respuestas oportunas ante reclamos de los pasajeros y la ausencia de mecanismos efectivos de compensación cuando los vuelos han sido afectados por problemas imputados a la aerolínea.

La obligación del Estado es la de asegurar que la aerolínea cumpla con los estándares de seguridad y servicio exigidos a nivel nacional e internacional. Pero, la persistencia de incidentes a lo largo de los años indica una falta de supervisión efectiva y de políticas claras para prevenir estas deficiencias. 

A pesar de los actos de sus ejecutivos, la falta de repuestos y problemas logísticos han demostrado que la planificación de BoA es deficiente, con efecto directo en la operación de la empresa como la experiencia de los usuarios.

Un detalle que agrava la situación de BoA es la dependencia del mercado internacional para la adquisición de repuestos y el mantenimiento de su flota. Se ha visto, aeronaves varadas en tierra durante largos períodos debido a la imposibilidad de obtener repuestos a tiempo. 

Esto no solo ha afectado la operatividad de la aerolínea, sino que también ha generado costos adicionales y ha limitado su capacidad para cumplir con los itinerarios establecidos.
Por otro lado, el monopolio que BoA ejerce en casi todas las rutas del mercado aéreo nacional ha reducido la competitividad en el sector, dejando a los pasajeros sin opciones cuando enfrentan problemas con la aerolínea. 

A pesar de que existen otras aerolíneas operando en Bolivia, BoA sigue siendo la principal opción en varias rutas, lo que obliga al pasajero a tomar un servicio que, en muchos casos, no responde adecuadamente a sus exigencias.

El Estado tiene la obligación de garantizar un servicio acorde con los estándares de seguridad, eficiencia. Para este cometido se establecen requisitos operativos, técnicos y legales en la industria de la aviación. Sin embargo, las fallas recurrentes en BoA demuestran que no se han implementado las medidas suficientes para corregir los problemas que afectan a la aerolínea. 

Otro punto crítico es la transparencia en la gestión, pues como empresa estatal, BoA debería rendir cuentas de manera más clara sobre el uso de los recursos públicos, y por todos los problemas que atraviesa se puede deducir que es urgente una intervención de las autoridades competentes para dar fin a la continua cadena de inconvenientes técnicos que no son otra cosa que el reflejo de lo que sucede internamente en cuestión administrativa.

Por lo anterior, es fundamental que se implementen medidas correctivas urgentes para mejorar la operatividad de BoA, garantizando el respeto de los derechos de los usuarios. Algunas de las acciones necesarias incluyen una mayor inversión en mantenimiento preventivo, la diversificación de proveedores de repuestos para evitar retrasos en las reparaciones, y la implementación de mecanismos de compensación más ágiles para los pasajeros afectados por cancelaciones o demoras. 

Todo esto en una acción integral que el actual gobierno no muestra de voluntad para hacerlo.
En conclusión, la situación de BoA refleja una combinación de problemas estructurales, falta de planificación y supervisión estatal insuficientes, lo que está impactando directamente en nuestros derechos como usuarios y en la calidad del servicio por el que pagamos. 

Para garantizar la sostenibilidad de la aerolínea y recuperar la confianza de los pasajeros, es imprescindible que el Estado asuma un rol más activo en la fiscalización de su funcionamiento y que se implementen medidas técnicas efectivas para mejorar su eficiencia y seguridad. De ser así, BoA podrá consolidarse como una aerolínea confiable y competitiva, asegurándonos un servicio de calidad para los bolivianos.