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  • Aleja Cuevas

Las trenzas eran las rutas de escape, que las abuelas las hacían en la cabeza de las niñas. Principalmente dibujaban mapas para que puedan huir de las garras de la esclavitud, sólo los afros conocían el significado de los secretos.

De éste y otros temas hablarán hoy, los descendientes de aquellos seres humanos reducidos a condiciones imposibles, en una jornada cultural y académica, en la Casa Nacional de Moneda, denominada “Bicentenario Afroboliviano: Una mirada desde las reparaciones históricas”. 

“Las trenzas trazaban la ruta de escape. Los sabios y las abuelas sabían, indicaban por dónde huir”, dijo Omar Barra, vicepresidente del Consejo Nacional Afroboliviano (Conafro). Aún mantiene viva la historia de la esclavitud en las trenzas de estas personas.  

Dentro de las trenzas ocultaban también semillas para poder sobrevivir porque debían ir a lugares apartados, a los quilombos, donde ellos debían tener cosas para sobrevivir, pero también trasladaban minerales escondidos en sus trenzas.

“Debían tener semillas para plantarlas y así sobrevivir. Estos granos debían estar ocultos para que no se den cuenta los esclavizadores”, apuntó Barra. 

La llegada de los esclavos a Bolivia data de 1549, cuando fueron traídos para trabajar en el Cerro Rico de Potosí, pero a miles de kilómetros de su patria natal, no olvidaron sus costumbres.

“Los despojaron de todo lo material, hasta de la ropa, llegaron desnudos, pero no les despojaron de su memoria, guardan sus costumbres, danza y música, para recuperarlas”, dijo.  

“Son conocidas como los mapas de la libertad que las hacían, sobre todo, en las niñas”, apuntó.

Para los afros, el cabello es cuestión de identidad, cuando se observa a las mujeres con el cabello planchado significa que no tienen identidad. En la actualidad, las trenzas son un tema de moda, no sólo en jóvenes afros también en quienes no lo son. Aunque en la actualidad, éstas pierden su valor original, al igual que la saya, que no es la misma de hace 50 años.  

En el evento que se realizará en Potosí, participarán delegados de la Embajada de Colombia en Bolivia, el Conafro y otras instituciones.  Se analizará las reparaciones históricas y habrá una mesa redonda en la que se discutirá las consecuencias de la esclavitud y las luchas contemporáneas. 

“Se trata de recuperar la historia desde un principio, desde el lugar donde llegamos, Potosí, la historia de los afrodescendientes no está contada con la verdad”, afirmó Barra. 

Dijo que es el único de los varones afrobolivianos que hace trenzas. “Cuando uno las hace es un encuentro con el pasado ancestral, tiene historia, es como reencontrarse con el ancestro”.

El arte del trenzado pasa de generación en generación, Carmen Angola, integrante de este colectivo, dijo que hay mujeres “trenzadoras” especialistas en esta tradición, pero ella, sólo las peina en la cabeza de su hija.