• Sociedad
Foto: Victor Gutierrez/La Prensa
  • Susana Salinas

A sus 11 años, Valentina Monserrat Mendoza Butrón sabe lo que quiere: “Sueño con ver que mi negocio crezca y se instale por todo el país”, dice. Desde hace dos años, esta pequeña emprendedora comenzó a elaborar “gomitas de colágeno” para perritos, mientras buscaba alimentar y fortificar los huesos de su Peque, una cachorrita rescatada que fue inmortalizada en su línea de productos Tototoro.  

“Todo esto comenzó con mi perrita. Cuando la encontramos a sus dos meses era chiquita y abandonada; necesitaba comer mejor y fortalecer sus huesitos”, contó Valentina para destacar quién fue su inspiración.
“Al comienzo, Peque comía croquetas, pero un día dejó de hacerlo y empecé a probar con las gomitas de colágeno y le gustó; ahora es la que prueba y aprueba los productos”, cuenta en medio de su sonrisa infantil. 
Valentina relató que los gustos de su cachorrita la llevaron también a explorar nuevos productos, como tortas de carne y los cupcakes. 

“Las tortas también tienen verduras y pueden venir decoradas, con crema especial o coberturas de papa. Son para los cumpleaños. No hay nada que les haga daño a los cachorritos”, asegura.
¿Qué puede comer mi perrito, qué es adecuado para que mi mascota coma?, son parte de las dudas que la pequeña se planteó cuando Peque dejó de consumir croquetas.

“Ahí encontré que las gomitas de colágeno son buenas. Le conté a mi papá y él me ayudó a preparar las primeras veces y, poco a poco, fuimos mejorando”, relató Valentina, quien, al igual que todo emprendedor, pasó por la etapa preliminar de ensayos del producto entre las mascotas de su familia. 
“Hice la prueba con varios perritos, de mi familia, mis amigos y la misma Peque, cuando vi que les gustó a todos me animé a empezar este emprendimiento”, contó la pequeña.

MERCADO.
Al comienzo, Valentina no pensaba en un logo, ni mucho menos, pero más tarde un tío la ayudó. Al principio se animó a ofrecer las gomitas de colágeno en los parques, como un producto artesanal. 
“Ella se daba el trabajo de explicar cómo preparaba los productos y explicaba sobre los nutrientes para convencer a la gente que el producto era apto para las mascotas”, contó Jorge Mendoza (46), su padre, quien la apoya desde el principio, al igual que su madre y sus dos hermanos menores. 

“Ella tiene muchas ideas, le gusta leer (...) Al inicio pensó en su perrita, quería darle una mejor alimentación. A partir de allí, se puso a investigar. Cuando me contó su idea, me agradó, la apoyé y se convirtió en un negocio”, sostuvo el padre, quien la acompaña en las ventas y realiza la compra de insumos. 
“La apoyamos, tampoco podríamos mandarla sola al mercado, queremos que sea constante y no falle a los clientes que tiene”.