• Sociedad
Foto: Heiddy Quiroga / La Prensa
  • HEIDDY QUIROGA

19/11/24.- “Cada camisa y pantalón que refregué durante 40 años no fue un simple servicio, sino la posibilidad de que mi familia pueda acceder a la educación y tengan mejores oportunidades. Lavé ropa ajena desde muy joven para dar de comer y educar a mis hijas, ellas ya son profesionales e incluso tengo mi nieto que estudia en la universidad, ahora tengo 78 años y ya no puedo levantar colchas o polleras, como cuando era joven”, relata Irene de la Barra mientras se dedica a sacar la mugre de la prenda. Cuenta que sus hijas le acompañan a la lavandería de la zona, lo que se le hizo una costumbre. “El doctor me dijo que deje de lavar por mi artritis y tengo pulmonía, pero yo digo, mi vida ha sido lavar, refregar, secar y doblar prendas”.

VERTIENTE DE LA FINAL ALCOREZA 

Esta lavandería es la primera de la ladera del macrodistrito de Cotahuma y tiene más de  40 años.  
“El 2022, con el POA del 2021, realizamos la obra de la remodelación de las lavanderías, pusieron techo y ahora son 10 lavanderías que tiene un sistema de seguridad con candados, cobramos por hora dos bolivianos”, informó el presidente de la junta vecinal Antofagasta Unificada Pablo Chigua.

 Irene recuerda que el espacio de lavado era más precario, “las lavanderías eran de doble hormigón, rústicos, las señoras se peleaban por lavar, ahora la mayoría estamos viejas y otras se compraron sus lavadoras, pero eso sí, no hay como el lavado a mano”, cuenta a tiempo de  señalar que le gusta tocar el agua, “me da calma, antes lavaba con presión de entregar la ropa, ahora lavó por horas. Además, que cuando seco la ropa me quedo horas, porque ahora sí tengo el tiempo de sentarme en las barandas, donde secamos la ropa y miró lo hermoso que es nuestra ciudad”.

VECINOS

La avenida Luciano Alcoreza se inicia en el mercado Felix Hinojosa, llega hasta la zona Villa Nueva Potosí. Alberga muchas zonas de Cotahuma, pero el transporte público es limitado, solo hay un trufi que llega hasta el final, mientras  dos micros solo llegan hasta la calle Guaman de Ayala, pero para  llegar a la lavandería todavía hay que caminar.