23/1/2025.- Hace exactamente 60 años entraba en vigencia el Código de la Educación Boliviana, un documento de profundo contenido social y revolucionario para su tiempo.
Para entender su importancia es necesario ubicarse en aquella época. Desde la creación de Bolivia e, incluso, durante el periodo colonial, la educación era un privilegio y no un derecho. Era un campo de actividad que la Constitución de 1880 no consideraba.
Fue en las trincheras de la Guerra del Chaco donde los bolivianos de aquella época comprendieron que era necesario operar un profundo cambio estructural en el país y una de las áreas señaladas era la educación.
Fue a partir de 1938 que la Carta Magna de 1938, promulgada por el entonces presidente Germán Busch Becerra, que se reconoce a la educación como “la más alta función del Estado”, definición que se mantuvo en la ley fundamental de 1967, concepto que se ha profundizado en el actual texto constitucional.
Sin embargo, hasta la década de 1930, la educación rural estaba prohibida en los hechos. Llevar el conocimiento a los niños campesinos e indígenas era una acción considerada subversiva, propia de comunistas ateos y devoradores de niños.
Ello tenía mucho que ver con la condición de vasallaje a la que se había reducido la existencia de los pueblos originarios del territorio nacional, en última instancia, sus verdaderos dueños.
Sólo bajo es punto de vista se entiende la descomunal tarea emprendida por Avelino Siñani y Elizardo Pérez en Warisata y la escuela-ayllu.
La promulgación del Código de la Educación Boliviana es una medida tanto o más de avanzada que la nacionalización de las minas, la reforma agraria, el voto universal o la creación de la seguridad social de corto y largo plazo, las principales medidas adoptadas por la Revolución Nacional en la década de 1950 y que abrieron el modelo económico conocido como el capitalismo de Estado que tuvo vigencia hasta 1985.
Desde hace 60 años, en Bolivia se considera que la educación es un derecho de todos los bolivianos sin excepción alguna y que es obligatoria para todos, niños, adolescentes, jóvenes y adultos.