- Sociedad
- Aleja Cuevas
27/12/2024.- A 10 meses de la riada de febrero y la contaminación por incendios en septiembre, el municipio de Cobija, en Pando, se enfrenta al peligro de otra inundación que afectaría a 1.300 familias y al menos a tres comunidades por el desborde del río Acre.
“No es para alarmar, es para prevenir, nos reunimos con el COMURADE para tomar la decisión de declarar alerta naranja”, anunció la alcaldesa Ana Lucía Reis, la noche de Navidad, ante un posible desborde del río Acre.
La autoridad informó que el nivel del río aumentó cinco metros, con lo que alcanzó los 9,40 metros; sin embargo, dijo que, según previsiones, el Acre no superará los 11 metros, a partir del cual se produce el desborde.
El aumento del nivel del río se debe a las intensas lluvias que cayeron durante 14 horas en la zona peruana, específicamente en Cuzco, Madre de Dios y Puno. “Esa gran cantidad de agua hizo subir el nivel de Bolpebra”, explicó Ernesto Roca, director de la Unidad de Gestión de Riesgos de Pando.
Reis recibió un reporte del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) que indica lluvias para el 31 de diciembre, 1, 2 y 3 de enero de 2025, las cuales podrían provocar un incremento de 40 centímetros a un metro.
“Se pronostica que habrá lluvias e incrementará el río como unos 40 centímetros más, para llegar a unos 10 metros con 20, pero tampoco se llegará a un desborde, pero nunca sabemos con la naturaleza, nunca podemos estar seguros”, afirmó a La Prensa.
La Alcaldesa recordó que en la inundación “histórica” de febrero de este año, cuando el nivel del río alcanzó los 17 metros, se afectaron a 18 barrios que nunca antes habían sufrido inundaciones, además de registrarse anegamientos en las comunidades de Bajo Virtudes, Bajo Acre y Belmonte.
“Ahora tienen la experiencia, si ocurre una inundación similar a la de febrero, es lógico que se afecte a la misma cantidad de barrios, 1.300 familias y más de 5.000 personas como en febrero”, añadió.
La alerta naranja en Cobija es para que los moradores de las riberas del río tomen sus previsiones y llegado el momento acomoden sus pertenencias para trasladarse. Además, ante un evento ya se coordinó acciones con las Fuerzas Armadas, dijo Reis.
Esta región vivió una de las primeras inundaciones, en 2012, luego en 2015, después en 2023 y en febrero pasado, cuando más de 180 familias damnificadas fueron evacuadas y trasladadas a varios albergues.
Para Reis, es inusual observar los ríos llenos en diciembre, ya que lo habitual es que esto ocurre en febrero y marzo.
La autoridad edil atribuye este fenómeno a los incendios registrados en septiembre, que provocaron quema de bosques contaminación y cuyas secuelas aún persisten. “Si continúa la lluvia, sería una mala señal para todos”, apuntó.