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  • Susana Salinas Apaza
En silencio y en condiciones de hacinamiento, en la actualidad 145 niños viven en las cárceles del país, donde ni los custodios ni las propias reclusas sienten empatía hacia ellos.

“Es difícil estar con mi hijito, por el día tengo problemas cuando llora, las (los) custodios prohíben que llore, y por las noches las compañeras me dicen que le calle y vea como evitar su llanto. Ahora está un poco grandecito y entiende que debe guardar silencio”.

El testimonio se encuentra plasmado en el informe defensorial “Mujeres en Cárceles de Bolivia”, elaborado por el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura.

El drama de los niños en las cárceles es de vieja data. Datos oficiales dan cuenta que, en 1997, 2.083 niños, niñas y adolescentes eran reclusos junto a sus progenitores. 

En tanto que, en 2014, a través del Código Niña, Niño, Adolescente se instituyó la prohibición de que esta población infantil y adolescente viva en recintos carcelarios de varones.

Las leyes también determinan que, por el mejor interés de los pequeños, en la medida de lo posible, deben vivir fuera de las cárceles, con el progenitor que esté en libertad o la familia ampliada. Sin embargo, hay casos en que la familia entera purga sus delitos.

Para el defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, “cualquier iniciativa afecta el interés del propio niño o niña. El problema se convierte en un tema que se debe ver con mucha sensibilidad social”.

En su opinión, el uso excesivo de la detención preventiva que genera hacinamiento y, a la par, conlleva la vulneración de derechos fundamentales de la población privada de libertad, entre ellos la revictimización de los niños.

Por normas de derecho internacional, las cárceles deben contar con espacios de alojamiento diferenciados y adaptados a las necesidades de los niños y las gestantes. También, con celdas abiertas de acceso a espacios al aire libre y para la recreación.

“De los 21 centros con población femenina, en la actualidad, 12 centros penitenciarios albergan a mujeres embarazadas, madres con lactantes o con niños acompañantes; (pero) ninguno de los centros tiene implementados ambientes adecuados”, reveló el informe, tras abordar que reciben alimentación precaria