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Un día como hoy, 12 de mayo, hace 50 años, se conforma la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder y, encabezada por Lucio Chuquimia, y los bailarines, con venia del entonces presidente Bánzer, logran ingresar al centro paceño. Después de medio siglo, la participación se multiplicó de 12 a 75 fraternidades.

“Son miles de familias que acompañan a la fraternidad, porque no sólo baila el varón, hay esposas, hijos y sobrinos”, apunta el presidente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, Galo Carrillo. Según el dirigente, ese 12 de mayo de 1974, el ingreso de la entrada del Gran Poder al centro de la ciudad coincidió con la fundación de la asociación, que aglutinó a fraternidades que bailaban de manera dispersa.

De acuerdo con el investigador de la Dirección del Patrimonio Cultura de la Alcaldía de La Paz, David Mendoza, la entrada folklórica tiene sus inicios con la imagen de la Santísima Trinidad, que data del siglo XVII. Esta no era aceptada por las órdenes religiosas.

La imagen estaba en manos de Irené Carrión, una devota novicia. Al fallecer ella, las herederas sacaron la figura en peregrinación a por las calles hasta llegar a la zona de Chijini, donde habitaban los criollos y cholos y son ellos quienes hicieron un santuario. Después, surgieron diferentes fraternidades, no sólo conformadas por vecinos, sino por migrantes y comerciantes que llegaban a la zona de Chijini y vendían coca, artefactos eléctricos y polleras, detalló Mendoza. Para 1964, se realizó la primera entrada folklórica con 25 fraternidades, entre morenos, kullaguadas, llameros y grupos autóctonos. Con el tiempo, la participación creció y hubo la necesidad de formar una asociación que ayude a organizar el evento. En este proceso, destacó Lucio Chuquimia.

Este folklorista fundó el 8 de enero de 1974, la Fraternidad “Los X del Gran poder”, que este año festejó las “bodas de oro”. Hasta antes de 1974, la Fiesta del Gran Poder era “de indios”, y muchos no querían ser parte, pero, con el tiempo, la entrada llega a ser una expresión de empoderamiento de la economía. Ingresa la clase media con la danza de los caporales, jóvenes universitarios, gremios e instituciones e incluso funcionarios de ministerios observan y aplauden. El 12 de mayo, de 1974, es la primera vez que la Fiesta del Gran poder ingresó, con morenos, diablos y waka waka. “Es cuando Bánzer recibe un beso de Barbarella, la travesti. Él se limpia”, detalló Mendoza.

En la actualidad, las fraternidades hacen un recorrido de siete kilómetros, la más grande respecto a otras entradas folklóricas, destaca Carrillo. Cada una cuenta con dos bloques y dos bandas. Añade que cada fraternidad aglutina al menos 1.000 folkloristas y que aún hay solicitudes de ingreso. De aceptar, la entrada finalizará a las 7:00. Por ello, se desestimaron los pedidos.

Efectivamente, la participación de los bailarines creció, dice Nela Coritza, secretaria de Cultura de la Asociación, que baila desde hace 25 años en la Llamerada San Andrés, una fraternidad que, con los años, sumó cerca de 300 fraternos. Las morenadas de los “tocuyeros” (vendedores de tela de tocuyo), Unión de Bordadores y Eloy Salmón son algunas fraternidades que no sobrevivieron para la fundación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder.

Según Mendoza, este año, los fraternos celebran cuatro hitos en torno a la festividad del Gran Poder, no solo los 50 años de la Asociación de Conjuntos Folklóricos, sino el 101 aniversario de la festividad como tal, el Bicentenario de la imagen del Señor del Gran Poder y destacar que la festividad tiene nominación de Patrimonio Cultural de la Unesco.