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Foto: GAMLP
  • Aleja Cuevas

La caña de azúcar, los tocoros (tallos de cebolla), un vaso con agua y velas son algunos de los 15 elementos que no pueden faltar en la mesa de Todos Santos. 
“Lo principal en la mesa de Todos Santos es la caña de azúcar, eso es clave”, dijo el investigador y jefe de Extensión del Museo Nacional de Etnografía y Folklore, Milton Eyzaguirre. 
La tradición manda que cada 1 de noviembre al mediodía es cuando llegan las almas para visitar a sus seres del mundo terrenal. Ese día, antes de las 12:00, las familias deben preparar la mesa de Todos Santos cubierta con tela negra, y sobre ella formar un arco con la caña y colocar a los costados los tocoros. 
“Algunos arman como pisos, porque creen que hay el alaxpacha y el manqhapacha”, dijo Eyzaguirre.
Sobre estos pisos es importante colocar el sol, el caballo, las estrellas, la luna, la escalera, todas elaboradas de pan. “En el área rural, antes era llama, pero hay zonas en las que están vigentes los animales de quispiña (masa elaborada con quinua)”, apuntó. 
Las flores y las frutas también son importantes, a estos suma el vaso con agua, porque que se dice que el difunto llega con sed.
Para Ximena Mayta, comerciante de productos de Todos Santos y conocedora de las tradiciones, al encender una vela se conoce el estado de ánimo del alma. “Si la vela gotea mucho es signo de que el alma llora”.
Al respecto, el investigador mencionó que hay la creencia de que la vela es para iluminar la llegada del alma. “Se trasladan en llamas o perros. En algunos casos, se dice que, si la vela llora, es signo de que te irá bien”, apuntó. 
La foto del difunto, la comida preferida, las t’antawawas, las pasankallas, las retamas y los suspiros también son esenciales. “Los difuntos vienen de un lugar seco, por eso lo dulce y no algo salado”, detalló.   
Una forma de anunciar la llegada del difunto es la presencia de una mosca. “Si llueve al mediodía es una bendición porque se dice que los muertos llegan con lluvia”, comentó.  
Aclaró que el cigarro y la coca son característicos en los centros mineros, pero, por lo general, sirven para hacer la vigilia en la noche del 1 de noviembre, cuando se espera a los risiris (personas que rezan).    
Para el segundo día de Todos Santos, antes de mediodía, se debe nombrar a los padrinos, quienes deben ser amigos y no familiares, para realizar el desatado de la mesa y comenzar a entregar las t’antawas a los risiris. Luego, la mesa se vuelve a armar en el cementerio hasta que se termine el pan. 
Según el investigador, las almas no se quedan por un día, sino por seis meses porque ellas ayudan a germinar las plantas en época de siembra.