- Deporte
- Jhony Mollinedo
Néstor Clausen ama el fútbol por sobre todas las cosas. Sea como futbolista, entrenador o periodista. Por eso cuando se le pregunta cuál profesión ama más, dice: “los cachos, el silbato y el micrófono no mueren, al igual que la pasión por el fútbol no muere nunca”.
Hincha fanático de Newells Old Boys, recaló en Independiente donde se transformó en una leyenda. Luego con la selección Argentina, tuvo la oportunidad de conquistar la Copa del Mundo de 1986, donde coincidió con Diego Maradona.
Tuvo una etapa efímera como entrenador de fútbol, primero en el club donde es uno de los símbolos hasta recalar en Bolivia, donde Oriente Petrolero fue el primero que lo reclutó. Un año después fue el turno de The Strongest con el que se consagró bicampeón, ganaron el Apertura y Clausura 2003; en Bolivia además dirigió al Bolívar, Blooming, Wilstermann, Sport Boys, San José y Real Santa Cruz, además tuvo un paso fugaz por la selección boliviana. Ahora, en otra etapa de su vida, también disfruta del fútbol, pero esta vez como comentarista de la cadena Tigo y en radio Clásica.
¿Colgaste el silbato?
No, aquí en Bolivia sí, siempre hay la posibilidad de ir a otro país, pero hay muchos entrenadores, mientras tanto estoy en el programa de Tigo, una experiencia linda para mí, de este lado, entiendo mucho más al periodismo porque uno cuando es jugador o entrenador, muchas veces nos enojamos con determinadas cosas, pero estando adentro, uno entiende más al periodista porque se necesita la información de un equipo antes de un partido para hacer una previa.
¿Cómo te sientes en esta nueva actividad?
Me gusta porque es algo nuevo, sigo ligado al fútbol, comentar es más fácil que dirigir, pero yo siempre trato de entender al jugador en un análisis, de entender al entrenador, porque sé que no es fácil, en definitiva, el fútbol es un juego de errores y siempre los va a haber, muchas veces desde el análisis buscamos la perfección y la perfección no existe, siempre va a haber errores, siempre va a haber un equipo que le toca perder, el problema es cuando pierde siempre el mismo.
DOS ETAPAS LINDAS
¿No te equivocaste al elegir Independiente?
En determinado momento de la soledad uno dice no me equivoqué, fue un acierto porque le cumplí el sueño a aquel chiquito que quería ser jugador de fútbol, gracias a Dios entendí que para llegar tenía que dejar muchas cosas de lado, por ejemplo, la vida que hace uno a esa edad. Estaba aferrado para cumplir mi objetivo, entendí que mi arma de trabajo era el físico que había que cuidarlo, exigirlo cada día para mejorar. Había que alimentarse bien, descansar bien.
¿Tocaste el cielo cuando ganaron la Copa del Mundo de 1986?
Claro, en ese sentido soy un agradecido porque pude llegar a cumplir el sueño de pibe de llegar al fútbol profesional, luego decir que llegas y debuté en el 80, y en el 82 perdimos dos campeonatos, uno por un gol y en el 83 logramos ser campeones, luego en el 84 jugar la Libertadores, llegar a la final y salir campeón con la presión de tener la obligación de ganar, luego fuimos a la Intercontinental para enfrentar a Liverpool en Japón.
Y ¿cómo entrenador?
Me quedo tranquilo, uno quisiera triunfar más, pero a veces y por diferentes motivos y por error mío no seguí creciendo, porque me inicié en Independiente, luego Oriente Petrolero con el que peleamos el título hasta el último momento, luego estuvo el Tigre con el que logramos el bicampeonato, ganándole dos campeonatos a Bolívar que nos llevaba como cinco o seis puntos, pero había buen grupo, buenos jugadores y a veces la palabra de uno le cae mejor al jugador, y, pudimos ganar el bicampeonato, luego eso me dio la posibilidad de ir a Suiza.