Estaba yo tranquilamente junto con la wife, en casita, haciendo unos panqueques de plátano con stevia, cuando me comenzaron a llegar mensajes de mis amigos de la OMS, la OPS, la Cruz Roja Internacional, la Media Luna Roja, la media luna rellena, exbecarios de la Conferencia de Yakarta y el autobot Ratchet, hablando de la famosa viruela del mono. Al principio no entendí nada, ya que los virus son nombrados por virólogos y filogenetistas del Comité Internacional de Taxonomía de Virus, quienes siempre les ponen nombres raros que nadie se acuerda. Así fue que el virus que azotó a la humanidad hace pocos años se llamaba originalmente SARS-CoV-2, el cual era un nuevo tipo de coronavirus que causaba la enfermedad del Covid-19. ¿Suena complicado? Digamos que es algo así como el Real Comité Nacional de Traducción de Nombres de Películas Único Español (RECONTRANOPUES), los que le ponen “A todo gas” a la saga “Rápido y Furioso”, o “Granujas a todo ritmo” a “Los Blues Brothers”. Debo reconocer que esta última institución no existe, pero si lo hiciera, debería tener ese nombre.*
En fin. Para salir de la ignorancia, decidí contactar a mi amigo médico, el Dr. Palitu, quien además de sobrevivir al condenado virus antes mencionado, sobrevivió muchos años a llevar ese apellido.
— A ver doc, ¿cómo que otro virus? ¿Ahora vienen cada cuatro años, como el mundial y los juegos olímpicos? ¿Hay una eliminatoria de virus? ¿El ébola es el campeón?
— Calma, calma. Este virus se contagió primero de animales a humanos y ahora se está contagiando entre personas.
— ¿Y de verdad se llama viruela del mono? Porque con ese nombre, seguro más de un gil se va a ofender al darse por aludido.
— Lo correcto es llamarlo Mpox o viruela símica.
— ¿Pero qué pasó, alguien hizo ahora un caldo de mono? ¡Qué horrible suena eso, doctor! Yo que en Oruro ni siquiera pruebo el rostro asado…
— Que no, hombre. Te contagias al estar permanentemente con una persona enferma, por ejemplo, si tienes contacto íntimo con un infectado, o con cualquiera de sus fluidos o mucosas, sangre, gotas de saliva…
— Me preocupa, porque tengo un par de amigos bien babosos, de esos que salpican al hablar. Pero ellos están a salvo, porque hace años que cero contacto íntimo.
— En fin. Los síntomas incluyen fiebre, dolor muscular, malestar general, inflamación en los ganglios y unas erupciones en la piel bastante feas, como las de la varicela.
— Ya me está asustando. Yo tuve varicela justo antes de salir del cole, y por mi foto de graduado me dijeron Cochabamba, “el granero de Bolivia”.
— Bueno, las erupciones se pasan solas, después de dos o tres semanas, pero obviamente son muy molestas. Es un sarpullido acompañado de dolor y que puede dejar cicatrices.
— Uy doctor… si es para combinaciones peligrosas, ya tenemos la ignorancia y el poder, la soberbia y el dinero, el vinagre con bicarbonato y la peor: diarrea con tos.
— Mira, lo importante es que tomes tus precauciones. La higiene es primordial. Lavado de manos frecuente, desempolvar los atomizadores de alcohol, y siempre estar informado de lo que digan las autoridades.
—Ya mismo le digo a la wife que rehabilitemos el “espacio covid” en casa. ¡Gracias doc!
Así me despedí del Dr. Palitu, confiando en que esta vez no le hagan bullying por su apellido, y que no aparezcan los mercachifles que quisieron hacernos tomar limpiador de piscinas para ganar plata en río revuelto.
* El autor de la nota suscribe que hay un lugar especial en el purgatorio para quienes traducen horriblemente los títulos de las películas. Este comité se llevó la flor de la originalidad cuando tradujo “The Ice Princess” (La princesa de hielo) como “Soñando, soñando, triunfé patinando” y “Rosemary’s Baby” (El bebé de Rosemary) como “La semilla del diablo”, poniendo un spoiler en el título y ahorrando a los cinéfilos de entonces el precio de la entrada.