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  • Aleja Cuevas

29/12/2024.- Las manos fuertes de Jorge Cari extraen de la arena amarillenta las pequeñas tortugas, cuyas patas se agitan con fuerza para salir del hueco en el que permanecieron durante 70 días hasta eclosionar. Esta es su primera cosecha de petas de río, no solo contribuyó a su cría, sino a repoblar una especie en peligro de extinción.

“Nacieron 700 petas, ahora hay que buscar padrinos”, dice Cari, indígena chiman, de la comunidad San Antonio, ubicada en afueras de la Reserva de la Biósfera Estación Biológica del Beni. 
Apadrinar a una tortuga de río es una iniciativa que nace cuatro años como parte del proyecto Quelonios, de los guardaparques de la Reserva, con el fin preservar su especie en la Amazonia, ante la amenaza del tráfico de huevos de peta. Marco Uzquiano es el guardaparque que promueve desde 2021 el apadrinamiento de las tortugas, con el aporte desde 10 bolivianos. 

Pero la historia del rescate, cuidado, alimentación y liberación de las petas comenzó hace 30 años, con un secuestro de huevos que estaban siendo trasladados por el río Maniqui, dice a La Prensa Uzquiano.

Tras el decomiso, los huevos debían ser conservados como evidencia, por lo que fueron enterrados en una playa natural, pasó dos meses y se “empezó a notar que las evidencias comenzaron a tener patitas y caminar en la playa”, cuenta.

Después de esta interesante anécdota, cada año, los guardaparques ingresan por tierra y río por ocho horas para rescatar los nidos de petas de río y los trasladan a una playa artificial, eclosionan los huevos y luego los liberan al río Maniqui. 

Uzquiano advierte que, debido a los incendios, el tráfico de huevos, muy demandados en el mercado de San Borja, y el cambio climático, cada año disminuye la cantidad de huevos rescatados. Hace tres décadas eran 5.000, hace tres años fueron 3.000 y este año se redujeron a 1.200.

El apadrinamiento  ayuda al rescate y a la construcción de la playa artificial en la que se colocan a las petas. Pero también para gasolina y provisiones para iniciar la campaña. Este año, comenzó el 24 de diciembre y solo hay cinco padrinos para las 1.200 tortuguitas. 

Pero este año, también se busca el apadrinazgo de las 700 petas de río que tiene Jorge Curi, quien se sumó a la iniciativa del repoblamiento de esta especie.

Para Rolando Sánchez de la Vega, director de la Estación Biológica, es una alegría que los comunarios puedan reproducir las petas de río. “Es excelente que Jorge se anime, ahora estamos en la campaña de apadrinamiento. 

Curi recibió un incentivo económico para que, en lugar de vender los huevos a un boliviano, pueda rescatar los huevos, verlos eclosionar para luego liberarlos.

“Invito a la gente para que vea cómo se cuida a las petas”, dice Jorge Curi.