Al analizar los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de todos los países de Sudamérica hasta septiembre de 2024, y según la información recopilada tanto de bancos centrales como de institutos de estadísticas nacionales, se evidencia que Bolivia ocupa el tercer lugar entre los países más inflacionarios de la región.

Argentina lidera este ranking con una inflación mensual del 3,5%, una inflación acumulada de 101,6% y una anual de 209%. Venezuela sigue en segundo lugar, registrando una inflación mensual de 0,8%, una acumulada de 12,1% y una anual de 25,8%. Bolivia, por su parte, tiene una inflación mensual del 0,88%, una acumulada del 5,53%, y una interanual (de septiembre de 2023 a septiembre de 2024) del 6,20%.

A pesar de que el gobierno atribuye este aumento inflacionario a factores como la inflación importada, el contrabando, la crisis climática y la especulación, hay un factor clave que no ha sido abordado: la escasez de dólares. Según estimaciones, al menos el 70% del proceso inflacionario de 2024 puede atribuirse directamente a la falta de dólares y al elevado precio de esta divisa en el mercado negro.

El déficit fiscal acumulado durante 11 años consecutivos ha casi agotado las reservas de dólares del Estado, lo que ha generado un desbalance en el mercado cambiario. Este déficit ha llevado a que muchos actores privados, tanto formales como informales, retiren sus divisas del sistema financiero nacional, agravando la situación.

El gobierno ha implementado medidas como la reducción de aranceles a cero para algunos productos, el control de precios en los mercados y ferias directas del productor al consumidor. Sin embargo, estas acciones no abordan la causa raíz de la inflación, que es principalmente fiscal. La devaluación encubierta de la moneda boliviana frente al dólar, que ha perdido más del 40% de su valor en lo que va del año, es una clara muestra del desequilibrio que afecta a la economía.

Si bien las medidas del gobierno buscan paliar la situación, no son suficientes ni oportunas, sobre todo considerando que el último trimestre del año tiende a ser más inflacionario. Para resolver este problema de manera sostenible, es fundamental reconocer la verdadera causa de la inflación y tomar medidas concretas para corregirla. Solo así se podrá evitar que el costo de vida siga aumentando, lo que afectaría aún más la estabilidad económica del país.