• Economía
  • Gregory Beltrán

La economía boliviana es principalmente informal, se calcula que más del 80 por ciento de los negocios se encuentran en esta categoría, por lo que el gran desafío que se plantea la Asociación Boliviana de Agentes en Valores (ABAV) es incorporarlos a este mercado, que movió en su pico más alto en 2018 con más de 17 mil millones de dólares en transacciones de compra y venta de instrumentos.

La ABAV agrupa a las Agencias de Bolsa y las Sociedades Administradoras de Fondos de Inversión que operan en Bolivia. En la actualidad están agrupados 10 agentes de bolsa y nueve sociedades administradoras de Fondos de Inversión, todas ellas reguladas por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI).

El asociado y especialista, Mario Patiño, considera que el mercado de valores es el termómetro de la economía.

Pero, ¿qué es un mercado de valores? Es una instancia en la que es posible comprar y vender activos financieros como acciones y bonos. En el país funciona la Bolsa Boliviana de Valores, en cuyo ámbito demandantes y oferentes de dinero se encuentran mediante estas entidades reguladas.

Patiño informó que el volumen de cartera que administra este sector alcanza a 32.574 millones de dólares, si se toma en cuenta los fondos de pensiones, los fondos de inversión, las compañías de seguros y las agencias de bolsa.

Tan sólo la cartera que administran los fondos de inversión alcanza a 3.700 millones de dólares, que constituye casi el 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Si bien este sector sintió los efectos de la crisis que enfrenta el país, su tendencia de crecimiento se mantuvo constante y a septiembre de este año, el monto que se negoció en la Bolsa de Valores alcanzó a los 4.800 millones de dólares.

Respecto a la incorporación del sector informal al sistema de valores, Patiño explicó que “hay que analizar si la mejor vía es la formalización de estas empresas o el desarrollo de nuevos productos, de nuevos métodos, de nuevas formas de transacción, pero es algo que nos queda pendiente. Es algo en lo que pensamos cómo hacer desde hace bastante tiempo”.

Consideró que se trata de un reto que el mercado debe resolver, “cómo incorporar a estas empresas”, cuya principal traba es precisamente la informalidad.

Pese a esta dificultad, se conoce que hubo algunos casos en los que se buscó promover a este tipo de empresas con mecanismos especiales de financiamiento, como los fondos cerrados, para que este tipo de negocios pueda crecer. Informó que se desarrollaron “algunos fondos” especializados que fueron destinados principalmente para pequeñas y medianas empresas (pymes). 

Esto les permitió  formalizarse, pero también desarrollar un determinado tipo de emprendimiento.

Los representantes de la ABAV consideran que por más pequeñas que sean estas empresas, la obligación es trabajar con ellas y de esta forma volverlas transparentes y formales.

Sin embargo, las condiciones no parecen ser apropiadas para que este tipo de empresas puedan formalizarse, máxime si se tiene en cuenta que el país sale de una pandemia, que principalmente afectó al sector informal y los pequeños negocios. Muchos de ellos tuvieron que cerrarse debido a la falta de movimiento de recursos, a lo que se sumó la escasez de dólares y la falta de combustibles que desembocaron en la crisis actual.