• Sociedad
  • Susana Salinas

Bolivia tiene 11 humedales declarados sitios Ramsar. Se calcula que, en total, se trata de 14,8 millones de hectáreas, que representan el 13,51 por ciento del territorio nacional. Son áreas reconocidas por su valor para la humanidad y los ecosistemas.

De acuerdo con el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) al menos ocho áreas protegidas cuentan con estos sitios.
Un informe de la Asociación para la Conservación, Investigación de la Biodiversidad y el Desarrollo Sostenible (SAVIA) identificó al menos 13 factores que dañan los humedales.

La “fragilidad ecológica” de estos espacios tiene que ver con la presencia de flujos de agua, permanentes o en partes del año, que dan lugar a la presencia de suelos no drenados, anegados, inundados y las formaciones de vegetación resistente a la constante hidratación de los substratos (lugar que sirve de asiento a una planta o un animal fijo).

Las zonas húmedas se caracterizan por mantener o ser paso de cuerpos de agua, como lagos, lagunas, lagunetas, pantanos, bañados, ríos, arroyos y marismas, entre otros, se lee en el informe de la entidad.

“Existe un gran número de tipos o formas de perturbación generada por el ser
humano a los humedales”, explicó el biólogo investigador de SAVIA, Marco Octavio Rivera, quien está convencido de que, en primera instancia, los humedales están expuestos a la emisión de aguas no tratadas, con contaminantes por operaciones mineras. 

Por ello, se reporta la presencia de plomo, arsénico, estaño, zinc, mercurio y cianuro. También, por aguas ácidas con altas concentraciones de sulfuros, magnesio (explotación de Litio), efluentes y otros reactivos agresivos.

En segundo lugar, la minería contamina las aguas cuando se registra la ruptura de diques de colas. También, sufren por el dragado de cursos de ríos, la demolición de playas y terrazas ribereñas, para la explotación de sedimentos auríferos a gran escala y con uso de maquinaria pesada.

Asimismo, se apunta a la emisión de aguas no tratadas, de operaciones petroleras, que presentan contaminantes como alquitranes, bencenos, toluenos, de alta peligrosidad para la vida.

La construcción de megaempresas ocasiona inundaciones y la mortandad masiva de los ecosistemas.
A su vez, a los humedales le llegan las aguas contaminadas de uso doméstico e infectan con una variedad de patógenos.
Los desechos industriales, los residuos sólidos, los agrotóxicos, el desvío de aguas para la industria agrícola y la desecación de zonas de humedal para la agricultura y la ganadería, además de la sequía y otros factores climáticos dañan a los humedales en el país.

El Servicio Nacional de Áreas Protegidas, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, evitó dar comentarios acerca de las amenazas que se presentan en los sitios Ramsar, sobre las políticas estatales para proteger los espacios, necesarios para la vida.