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Como parte del mecanismo de protección al pueblo indígena tsimane, un equipo de la Dirección General de Protección a Naciones y Pueblos Indígenas Originarios (Digepio), dependiente del Ministerio de Justicia, iniciará mañana el registro de sitios ancestrales, situación en la que se vive, costumbres y otros aspectos de este sector asentado en la provincia Yacuma, Beni, donde también interculturales se han establecido.
“Ellos van a ver todo el tema de ancestralidad, vamos a ir a los lugares sagrados, vamos a mostrar dónde cazamos y pescamos. Les vamos a mostrar por dónde nosotros siempre nos hemos movido, nuestro cementerio, los animales”, anunció Gabriel Merena, vicepresidente del Subconsejo Tsimane, sector Yacuma, según un boletín de la Fundación Tierra. El jueves anterior se realizó en La Paz la quinta sesión ordinaria del Comité de Protección a Pueblos Indígenas Vulnerables, evento en el que autoridades de gobierno presentaron el Plan Estratégico de Protección a las Comunidades Tsimane (2024-2026); en el evento estuvieron representantes de ese frágil grupo.
El plan prevé ejecutar mecanismos de atención y acciones de protección a favor de las comunidades tsimane, a través de la coordinación, participación e intervención de los ministerios que forman el comité y demás entidades públicas e instituciones privadas que tienen competencia y líneas de acción en esta materia. El pueblo indígena tsimane tiene una población de más de 16 mil individuos y está repartido en unas 164 comunidades. La mayoría habita en cuatro territorios indígenas titulados: Territorio indígena Chimán, el Pilón Lajas, el TIPNIS y el Territorio Indígena Multiétnico (TIM). Sin embargo, en la región de Yacuma, entre los municipios de Rurrenabaque y San Borja, habitan alrededor de 12 comunidades a las que el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) no ha reconocido su territorio ancestral.
A decir de Merena, los tsimane viven en pequeñas comunidades, de aproximadamente seis familias, y se desplazan a lo largo de grandes extensiones para cazar, pescar, recolectar frutos, reunir hoja de jatata y realizar actividades agrícolas. Además, la lengua tsimane tiene raíces en el arawak. Este pueblo reside de manera dispersa entre Yucumo y Rurrenabaque y pueblo mantiene un patrón de asentamiento seminómada, caracterizado por el sobaqui (viaje o visita) dentro de redes dispersas de parientes. En entrevista con La Prensa, el dirigente indígena lamentó que los interculturales de cinco federaciones (Yucumo, San Borja, Rurrenabaque, Ixiamas y Trinidad) rechacen la ejecución del plan y les amenazaron con tomar medidas contra esa intención.
“Estamos peleando por nuestro territorio, pero aquí están los interculturales y nos han dicho que no permitirán que realicen el registro, pese a que nosotros siempre hemos estado en este territorio y ellos llegaron y se asentaron en 2014, vamos a seguir luchando para que se respete nuestros derechos”, apuntó Merena. Los esfuerzos de LA PRENSA por entrevistar a dirigentes interculturales de este sector no tuvieron éxito. En tanto, un estudio de la Fundación Solón estableció que en 2008, durante el saneamiento de tierras, el INRA sólo tomó en cuenta a cuatro de las 12 comunidades tsimane, a las que dotó a razón de 50 hectáreas por familia, como si se tratara de agricultores y no de indígenas seminómadas.
“La mayoría de las comunidades tsimane, que viven en el monte, ni siquiera se enteraron que sus territorios ancestrales estaban siendo saneados y dotados a favor de terceros. Varias comunidades tsimane no fueron tomadas en cuenta debido a que están compuestas por pocas familias. En otros casos, los ignoraron porque no cuentan con documentos de identidad y su actividad agrícola era muy pequeñas” indica ese reporte.