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“Pido, ordeno, dispongo que todo el personal que se encuentra movilizado en las calles deben retornar a sus unidades”. Con esas palabras, José Wilson Sánchez Velásquez, recién posesionado como comandante general del Ejército, dio por finalizado el conato golpista que tres horas antes había iniciado el excomandante Juan José Zúñiga cuando ordenó la movilización de tropas y carros de asalto debidamente apertrechados sobre la plaza Murillo.
El desplazamiento de los uniformados causó un susto mayúsculo entre la población que se volcó a los supermercados, mercados de abasto para adquirir productos con precios elevados. Asimismo, se observó largas filas en cajeros automáticos para retirar dinero en efectivo.
Los amotinados tomaron, en determinado momento, el viejo Palacio Quemado, cuando el líder de los insurgentes encaró al presidente Luis Arce Catacora, quien le exigió que retire a sus subordinados del lugar. Zúñiga no obedeció la orden presidencial.
Argumentos para el golpe de Estado“Ha sido más grande la rabia de un grupo de pandilleros que, a toda costa, quiere tomar el poder. Esos quieren que la desaparición de las Fuerzas Armadas, quieren libertad para hacer lo que les da la gana (...) Acudimos al clamor del pueblo boliviano”, dijo el hasta entonces jefe.
Anunció que se liberaría a todos los “presos políticos”, entre quienes mencionó a Luis Fernando Camacho, Jeanine Áñez y los miembros del mando militar condenados por las masacres de Sacaba y Senkata, en noviembre de 2019.
Aseguró que en breve se formaría un nuevo gabinete ministerial, pero poco después, Arce Catacora, en compañía de algunos ministros y dirigentes de organizaciones sociales, llamó a la defensa de la democracia y convocó “al pueblo boliviano” a movilizarse con esa finalidad política.
Mientras informes daban cuenta de la llegada de tanquetas y carros de asalto sobre La Paz desde unidades militares acantonadas en municipios altiplánicos.
Posesión del nuevo Alto Mando MilitarCuando daba la impresión de que la intentona tendría éxito, pues los uniformados desplegados en el centro paceño habían utilizado agentes químicos y balines para retirar a las personas congregadas en torno de las cuatro esquinas de la plaza Murillo, a través de la señal de Canal 7, se vio a Arce Catacora junto al vicepresidente David Choquehuanca Céspedes en el hall de la Casa Grande del Pueblo.
El reloj marcaba las 17:00, cuando se anunció la posesión de nuevos comandantes de las tres fuerzas. Sintomática fue la presencia del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Gonzalo Vigabriel Sánchez y del excomandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB).
Además de Sánchez Velásquez, el nuevo comandante de la FAB es Gerardo Zabala Álvarez y el flamante comandante de la Armada Boliviana es Renán Wilson Guardia Paredes.
La orden impartida por el flamante Comandante del Ejército fue inmediatamente acatada por los efectivos desplegados en la plaza Murillo, mientras que las unidades movilizadas por el altiplano regresaron a los cuarteles en los que se encuentran acantonados.
Después, hubo un festejo popular en la plaza Murillo.
Por: Jorge Jové