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San Pedro, uno de los barrios más antiguas de La Paz, tiene como testigo de su historia al templo homónimo, que resguarda las partidas de bautizo, matrimonio y defunción de sus vecinos desde 1610 a la actualidad.
“Estos documentos están resguardados, son muy antiguos, están forrados con cuero, son papiros muy especiales”, destacó el párroco Sandro Aranda, responsable del custodio de tales tesoros.
Según el sacerdote, el templo comenzó a edificarse en 1549, proceso que concluyó 156, aunque aunque debió se reconstruido en 1790.
En principio, estaba destinado a la catequización de los nativos, en una época en la que La Paz se dividía por una muralla, que separaba a los grupos sociales.
“Las funciones que ejercieron los curas fueron principalmente el auxilio espiritual a los enfermos (...)”, dice el texto San Pedro Patrimonial, de la Secretaría de Culturas de la Alcaldía paceña.
El templo fue incendiado durante la rebelión de 1781 acaudillada por Túpac Katari. Hasta 1790, fue reconstruido merced a gestiones de Melchor Rodríguez, otro religioso católico.
Según Aranda, la reconstrucción se hizo con un estilo renacentista, con una nave prolongada. Además, de una portada de estilo barroco mestizo, corintio.
El retablo y las imágenes fueron traídos del templo del Loreto, perteneciente a la Compañía de Jesús.
Aranda sostuvo que el templo, probablemente, es el tercera en importancia respecto a otros de La Paz, pero se caracteriza por su construcción renacentista, indígena, porque tiene una sola nave y carece de detalles como otros de la época.
En el interior, si bien se hallan imágenes de San Pedro y San Pablo, éstas no tienen especificaciones de la data, explicó el sacerdote.
Lo cierto es que la parroquia guarda documentos valiosos como las partidas de bautismo, entre las que en algún momento descendientes debieron buscar para perfeccionar trámites de herencia, identidad y propiedad.
El párroco comentó que hay un proyecto de la Arquidiócesis de reunir toda la documentación para darle un tratamiento adecuado para su preservación.
El templo comenzó a edificarse meses después de la fundación de La Paz. Es una joya arquitectónico que enorgullece a la ciudad y a sus habitantes.
Por: Aleja Cuevas