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Hace un par de días abrió su cuenta de TikTok, su primer video en el que relató qué hace y quién es, se hizo viral. Pedro Quispe Gonzales, de 35 años, es un artista yampara que salió de su comunidad Pampa Lupiara, municipio de Tarabuco, Chuquisaca, para mostrar sus retratos realistas en blanco y negro, en las capitales departamentales.
“Tengo muchos mensajes, la mayoría son pedidos, aún no los he leído todos”, afirmó Quispe Gonzales, desde Santa Cruz de la Sierra, donde instaló una exposición en el café Mi Lugar, ubicado en la avenida Beni esquina con la calle Los Cusis, entre el segundo y tercer anillo.
Detrás de los retratos realistas en carboncillo, en grafito y en óleo negro está la historia de un niño que a sus seis años tenía las caratulas bien dibujadas, una habilidad que fue alentadas por sus primeros maestros.
Sin embargo, a su corta edad sufrió un terrible accidente del que no recuerda nada porque todo pasó mientras dormía, pero ello no fue impedimento para dejar de hacer retratos, al contrario, dibujar a carboncillo sobre cartulina, fue su refugio.
“Otro en mi lugar tal vez no se atrevía a mostrarse en público, casi no me animo, quizás más adelante ya pierda ese miedo, pero sigo adelante”, dijo Quispe, cuyas quemaduras en su piel hablan de lo que le ocurrió hace casi tres décadas.
Si bien nació en Pampa Lupiara, terminó la secundaria en un colegio de Cochabamba donde siguió una carrera técnica y hace cinco años retornó al lado de su familia paterna y su gente.
“Fui ahí cuando empecé a animarme para hacer exposiciones, hacer retratos para mis amigos, sin que ellos me lo pidan, me encerraba en mi cuarto y empezaba a dibujar y así hago hasta ahora”, confesó el artista.
Ahora vive con su madre Benita, de 90 años, y su hermano mayor Demetrio, de 60. Una habitación con piso de cemento y paredes revocadas con yeso es testigo de su trabajo artístico.
“No ingresé a ninguna academia ni tuve un maestro, soy autodidacta, vi un par de videos en internet y así fue que comencé, esos son mis referentes”, reveló este talentoso chuquisaqueño.
Con voz amable, comentó que antes de exponer pensaba que a nadie le interesarían sus dibujos, y que el arte sólo podía expresarse en cuadros multicolores y pintados al óleo, por eso no se atrevía a mostrar su obra en un espacio público.
Amigos que conocen de su capacidad le insistieron para exponga su trabajo. La primera muestra fue en el Centro Cultural de Samay Huasi de, Julio Escóbar, en Tarabuco; y la segunda, en la Casa Alzérreca de la Casa de la Libertad, en Sucre, donde pudo hacer varios contactos.
Él tiene una fascinación por retratos de la cultura yampara. “Me gustan más los rostros sobre todo de personas mayores porque en ellos es posible apreciar mejor los rasgos faciales”, justificó.
Entre los cientos de fotografías, recordó una, el rostro de un tarabuqueño, cuyos ojos reflejaban su cultura.
La colección de retratos que tiene en exposición es extraída de fotografías. Ninguno de ellos lleva un título. Confesó que aún no se animó a realizar dibujos en vivo, ya que es una técnica diferente que requiere de mucho trabajo y bastante práctica. “Todavía no estoy a ese nivel”, admitió.
Después de exponer en Sucre, fue convocado para ofrecer una muestra en Santa Cruz, en una galería poco conocida, pero que le dio oportunidad de mostrar su trabajo. Se trata una exposición de 25 cuadros, que muestra desde rostros de la cultura yampara hasta personajes y espacios propios de Santa Cruz.
Fue en esta galería-café en la que conoció a un grupo de amigos que le animaron a abrir una cuenta de TikTok y en dos días recibió unos 700 mensajes, la mayoría para hacerle pedidos.
“No quiero abrirlos, seguramente me van a pedir retratos, primero quiero finalizar esta exposición antes de concentrarme en los nuevos”, explicó.
Su meta no es muy ambiciosa, pues no pretende ser famoso, pero sí le gustaría presentar una o dos exposiciones en cada ciudad del país. “Algo sencillo, no pretendo más”, concluyó.
Por: Aleja Cuevas