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El Centro de Rehabilitación Q’alauma, ubicado en el municipio de Viacha, provincia Ingavi; alberga actualmente a 478 jóvenes comprendidos entre los 18 y 23 años. Originalmente, la infraestructura fue diseñada para acoger una población de 120 personas, sin embargo, pese al hacinamiento actual, los jóvenes realizan distintas actividades durante el día como parte del proceso destinado a lograr su reinserción en la sociedad.
Equinoterapia, carpintería, marroquinería, metalmecánica, cocina, panadería y tejidos son algunos de los talleres y terapias ocupacionales con que cuenta este recinto. El principal objetivo es lograr que los jóvenes internos valoren la vida y la familia después de cumplir sus condenas.
Los jóvenes infractores no solo se dedican a la elaboración de productos y la cocina, también pasan clases en un Centro de Educación para Adultos, a fin de lograr el bachillerato, además se prevé que desde la próxima gestión, docentes de la Universidad Pública de El Alto impartan cursos hasta que los internos se gradúen.
Este centro tienen cuatro pabellones, en los que tienen autorización para criar mascotas como conejos de castilla, gatos y perros.
“Cuando cumplen su condena, casi todos se llevan a sus mascotas porque consideran que ellos también cumplieron su condena”, explicó una de las trabajadoras sociales del centro.
La creatividad de los jóvenes recluidos sale a flote y es explotada por sus maestros e instructores para la confección, construcción y creación de los productos.
Los talleres que mayor éxito tienen en la venta de sus productos es el de carpintería. Fabrican muebles a pedido; marroquinería con diseños creativos en carteras, billeteras y mochilas. Funcionan básicamente con la donación de materiales que realizan voluntarios y fundaciones.
Sin embargo, los rubros de panadería y metalmecánica requieren mayor apoyo de la población.
El responsable de panadería refirió que hace varias semanas el refrigerador sufrió desperfectos y no hay donde almacenar los ingredientes, por lo que es necesario buscar dónde guardarlos.
Otro de los sectores que busca promocionar su producción es el de metalmecánica. “No tenemos muchas ventas. Casi nadie conoce el centro y no hay oportunidad para promocionar lo que hacemos. No tenemos muchos pedidos y tememos que este taller desaparezca. Nosotros nos rehabilitamos trabajando y por eso queremos mayor apoyo”, refirió uno de los reclusos.
Mientras algunos privados de libertad trabajan en los talleres, los encargados de la cocina elaboran los alimentos para toda la población. El encargado del economato debe hacer alcanzar los alimentos comprados para 10 días. Lunes, miércoles y viernes degustan un plato especial como pique macho, pollo, o cerdo.
Una de las fecha especiales para los jóvenes de Q’alauma es el Día de la Madre, con cuyo motivo preparan números musicales, bailes y actividades para compartir en familia, bajo la supervisión y autorización de las autoridades de Régimen Penitenciario.
Por: Carmen Challapa