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Cada día, ingresan 650 toneladas de basura al relleno sanitario de Sak’a Churu. Estos desperdicios se generan en la ciudad de La Paz. Desde el 21 de junio, esa cantidad de desechos son procesados en la segunda celda habilitada en ese sector, donde se la compacta con maquinaria pesada.

Se prevé que en ese espacio se podrá realizar esta labor a lo largo de dos años.

Esto “garantiza optimizar el volumen disponible de esta nueva celda”, afirmó el responsable edil de Supervisión de los Rellenos Sanitarios, Víctor Fernández, quien dio a conocer varios detalles sobre la nueva estructura, cuya construcción demandó una inversión de seis millones de bolivianos.

Ayer, el acto de inauguración de la celda contó con la participación de autoridades y periodistas.

El relleno está ubicado en la zona de Alpacoma, en una especie de hoyada, que está a casi una hora de viaje desde el centro paceño.

Se llega al lugar después de descender por varias curvas en un camino de tierra y cascajo. Mientras más se acercan las personas al lugar, el olor a basura es más fuerte. “Pero hace dos años, el olor era inaguantable, pues antes era sólo un botadero, ahora es un relleno y los olores se redujeron al mínimo, incluso aquí almorzamos con los trabajadores”, aseguró el alcalde paceño, Iván Arias.

Según funcionarios municipales, esto se debe a que ahora se hace la compactación de los residuos, que “llegan como una esponja y la vamos compactando continua y diariamente para optimizar el tiempo de vida útil de esta celda”, agregó Fernández.

Este nuevo espacio se construyó desde enero y cuenta con sistemas de captación de biogás y lixiviados, elementos altamente contaminantes que se procesan en la planta de tratamiento situada en la parte sur del relleno.

UNA LICITACIÓN

En agosto. se prevé lanzar una nueva licitación para la industrialización de la basura en el municipio, informó el secretario municipal de Gestión Ambiental, Juan Pablo Saavedra.

Se conoce que la empresa Soboce está interesada en adquirir los desechos para alimentar la maquinaria de su planta industrial.

Por: Luis Mealla