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  • Freddy Grover

Pobladores de la comunidad Seke Jahuira denunciaron que son amedrentados y hasta amenazados de muerte por personal de las 23 empresas refinadoras de mineral que continúan sus operaciones en el municipio de Viacha, pese a haber sido clausuradas por la Alcaldía.

“Vivimos intimidados, asustados, incluso fuimos amenazados de muerte. No podemos transitar por las noches, ni siquiera en nuestra propia casa (…) Ellos hacen vigilia y rondas para que nadie se acerque a sus plantas; se creen más dueños de la comunidad que nosotros”, comentó afligida, Aydé Carvajal, yapu uywa mama mallku de Seke Jahuira.

La Prensa visitó ayer la comunidad y evidenció que la población atraviesa momentos de tensión y temor ante el peligro real de sufrir un atentado “en cualquier momento”, dijo Carvajal.

Bajo la guía de autoridades originarias, se constató que las refinadoras continúan su actividad pese a haber sido clausuradas e intervenidas por la Alcaldía. En algunos casos rompieron o despegaron los precintos de cierre en clara señal de desobediencia a las disposiciones municipales.

Las 23 plantas están concentradas sobre la ruta a la comunidad Catavi, provincia Ingavi, La Paz.En el trayecto se percibió un ambiente de hostilidad y de vigilancia por personal de las refinadoras.

“Son personas ajenas al lugar, ni siquiera emplean a la gente de la comunidad o de Viacha. Ellos nos amedrentan, más aun desde que empezamos a denunciar que su actividad genera contaminación”, dijo la autoridad originaria.

AGRESIONES

El representante del Consejo de Justicia de Seke Jahuira, Pastor Carvajal, comentó que las mineras empezaron a asentarse en el lugar desde 2006, en un principio operaban sólo dos factorías, a las que se podía controlar y llevar un ambiente de respeto mutuo.

Sin embargo, desde 2016 empezaron a proliferar las refinadoras, incluso formaron un sindicato para evadir controles y sentar una presencia “más fuente” ante los comunarios.

“Fuimos a denunciar a diferentes instancias, Alcaldía, Gobernación, Ministerio de Medio Ambiente y la AJAM, pero no fuimos escuchados. Ahora la contaminación afecta a nuestros ríos, pastizales y animales”, se lamentó el dirigente local.

Ante los constantes reclamos, dijo, la población fue víctima de agresiones verbales y físicas.

Recordó que en una reciente inspección, el personal de esas plantas agredió a los comunarios con palos y piedras.

“Nadie nos defiende, estamos a merced de los mineros. Como hicimos las denuncias ante los medios de comunicación, las agresiones son constantes, ellos hacen rondas por el sector para ver si personas extrañas circulan por la comunidad”, mencionó Pastor Carvajal.