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Juan Chipana, quien ayer se encontraba en la puerta del Cementerio General, indicó que los servicios fúnebres se encarecieron. Recordó que hace tres años falleció su padre y erogó 8.000 bolivianos, suma que incluía el recojo del cuerpo, el ataúd, la preparación del cuerpo, el uso del salón velatorio, la capilla ardiente, la atención a los dolientes y las invitaciones a la misa de ocho días. Hace cuatro meses murió su madre y por el mismo servicio gastó debió erogar 10 mil bolivianos. “Hay entierros de primera, segunda y tercera. Yo solicité el de segunda que también incluía el transporte”, señaló. Dijo que el doliente jamás se va poner a pensar en gastos porque ese momento está uno como “en un sueño” y acepta hacer los pagos a la funeraria. Otra persona, Julia, dijo que su hermana falleció hace mes y medio y pidió hacer revocar con estuco el nicho. Un obrero le cobra 160 bolivianos. “La estuqueada cuesta 160 bolivianos, no va a ser ni una hora que va a trabajar, yo me podría traer otro albañil de afuera y hacer arreglar, pero me dicen que está prohibido. Además, el albañil me dice que le pague por adelantado y al día siguiente, a primera hora hago el trabajo. Eso me ha dicho”, protestó la doliente ante la situación presentada.