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  • Carmen Challapa

“Las ofrendas humanas se siguen haciendo, sobre todo en construcciones y minas. No todos las practicamos porque es un pecado hacerlo, pero sí algunos continúan haciéndolas. No puede ser cualquiera, tiene que ser una persona sana; para esos sacrificios no sirven las personas que beben en las calles”, explicó uno de los yatiris que realiza trabajos para la Pachamama.

Para ofrecer una persona, se la hace beber hasta perder la conciencia. Después, se ejecuta el ritual correspondiente junto a los “beneficiados” y se entierra al sacrificado.

Para la cosmovisión andina, agosto es el mes de la tierra, por lo que muchas personas realizan diferentes rituales para agradecer o pedir favores a la Madre Tierra. Las personas que deciden realizar sacrificios humanos deben llevar a cabo el ritual de agradecimiento todos los años; de lo contrario, podrían tener algún problema.

El pasado 15 de marzo, Félix J. M. C. (56) y Eduardo M. H. (68) fueron condenados a 30 y 20 años de cárcel, respectivamente, por haber “ofrendado” a la Pachamama a una mujer. El hecho ocurrió el 20 de octubre de 2021. Shirley, la víctima, fue dopada, asesinada y enterrada en la mina Choro, municipio de Palca, La Paz.

MISTERIO

Los sacrificios humanos son una práctica real, un “secreto a voces” que muchas personas se niegan a ver, explicó la historiadora Sayuri Loza.

“Los andinos creemos en el ajayu (espíritu), y el alma del sacrificado debe quedarse en la construcción para que la cuide siempre; por eso estas personas son enterradas en las construcciones”, explicó Loza.

El pasado 3 de agosto, un hombre de 35 años fue encontrado sin vida en el municipio de Batallas, provincia Los Andes de La Paz. El examen forense estableció que falleció por intoxicación alcohólica y broncoaspiración. Sin embargo, sus familiares están seguros de que la víctima fue ofrecida en sacrificio a la Pachamama. Este caso está siendo investigado por la fuerza anticrimen de La Paz.

“La gente agarra lo que haya, pero es mejor una persona que sea querida y que será extrañada por su familia; sin embargo, esto pone en riesgo a las personas que hacen la ofrenda, porque la familia de la víctima busca a los sacrificados y los practicantes de este ritual pueden ir a la cárcel”, refirió Loza.

Son comunes las historias de enterrados vivos en edificios y construcciones civiles.