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“Bajá Salomé, por favor, vendemos carne”, fue el grito desesperado que escuchó una carnicera del mercado Rodríguez la tarde del miércoles después del anuncio de un posible golpe de Estado en el centro político de Bolivia, situación que motivó a que muchos paceños se dirijan a tiendas de barrio, supermercados y mercados para abastecerse ante lo que parecía un hecho que podría prolongarse durante varios días.

El viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva, informó a La Prensa que a partir de las 16:00 “se inició un proceso de sobredemanda de diferentes productos, pero también una escalada de precios. Paulatinamente, a medida que pasaban las horas el maple del huevo subió desde 30 hasta 50 bolivianos. Lo propio ocurrió con el kilo de carne de pollo que costaba Bs 15,50 llegó en algunos casos hasta 25 bolivianos”, declaró la autoridad.

Angustia

Los comerciantes empezaron a advertir un inusitado movimiento de sus clientes alrededor de las 15:00 y se extendió hasta las 18:00, cuando los militares que intentaban tomar el antiguo Palacio Quemado decidieron dejar la plaza Murillo.

Un carnicero indicó que la demanda creció a grado tal que debió racionar sus ventas hasta dos kilos por cliente para que todas las personas que estaban en la fila pudieran llevar al menos ese volumen.

En El Alto, el precio de un pollo alcanzó más de 70 bolivianos, mientras que en La Paz Silva informó que se vendió hasta en más de 50 bolivianos.

La desesperación acabó, en algunos casos, con las existencias de los comerciantes. “Se generó una mayor zozobra por parte de los consumidores que querían pagar cualquier precio por productos de primera necesidad”, dijo.

Algunos comerciantes relataron que vendieron en tres horas el volumen que venden en una semana.

En tanto, ejecutivos de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) señaló en un comunicado “que la democracia, la institucionalidad y el respeto a los principios constitucionales, deben mantenerse por encima de cualquier otro interés u objetivo” a tiempo de expresar su preocupación “por la reaparición de prácticas autoritarias y violentas que evidencian la pérdida de respeto”.

También rechazaron cualquier acción que pretenda la desestabilización del Gobierno elegido democráticamente y demandó a los sectores políticos encontrar solución a sus diferencias por el diálogo.

Sobredemanda

A su turno, la directora de la Asfi, Ivette Espinoza, informó que se retiró de los cajeros automáticos casi 200 millones de bolivianos, que representa alrededor del 1 por ciento de la liquidez de las entidades financieras.

En tanto, el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), Germán Jiménez, informó que hubo “una sobredemanda del 10 por ciento (de combustible) y este jueves incrementamos un 10 por ciento que regularizar la situación”.

En los supermercados también se observó largas filas, en el caso de Emapa se logró abastecer “la sobredemanda que se ha generado y ahora hay normalidad”, dijo el gerente de la estatal Franklin Flores, en rueda de prensa.

Por: Gregory Beltrán