En un entorno académico dominado por el individualismo, el Taller de Historia Oral Andina (THOA) ha desarrollado una metodología de investigación colectiva denominada “Olla Común” (OC). Desde su puesta en marcha en 1983, este enfoque se inspira en el ayllu, donde el trabajo es siempre colectivo. La OC es una metodología colaborativa en la que los aportes de cada miembro nutren una “olla” compartida de conocimiento, en contraste con el enfoque mono-cognitivo de la investigación tradicional.

Vitaliano Soria, miembro fundador del THOA, describe esta metodología como una “pirwa de datos”, un repositorio de conocimientos valiosos que se reúne y “cocina” lentamente. Inspirada en el aynuqa (parcelas en el ayllu), la OC reúne los esfuerzos de los investigadores para generar un conocimiento comunal que desafía las prácticas del ego cientificista disciplinar. Así, la OC se convierte en una metodología del ayllu adaptada al ámbito académico y en un acto de resistencia social. Esta dinámica fortalece la identidad andina de los investigadores, conectando el trabajo académico sobre el escritorio con sus raíces culturales en el campo.

Cada investigador aporta pistas e información de diversas fuentes: archivos, bibliotecas, prensa, fotografías y entrevistas orales. Estos insumos se depositan en una “olla” para ser “cocinados”, en un proceso similar a escribir colectivamente desde el Qhiri, desde los leños, desde el abuelo fuego.... Así, los datos se complementan para construir un análisis profundo en el que cada aporte enriquece el conocimiento compartido y alimenta los escritos comunitarios.

Esta metodología permite al THOA construir un conocimiento ético y comunitario. Aquí reside el sello del ayllu: la reflexión compartida nutre a cada investigador y permite el desarrollo de nuevos conocimientos. Muchos miembros del THOA, provenientes de comunidades aymaras y quechuas, han traído consigo la visión comunal del ayllu, reflejada en la OC como una continuación de la organización ancestral. Este enfoque fue clave en la investigación sobre la red de caciques apoderados (1984), a la que todos aportaron información para reconstruir esta historia que –como tantas otras– había quedado invisibilizada por la historiografía oficial y sus libros.

Para el THOA, la Olla Común (Ina phukhu) permite conectar memorias fragmentadas y facilita que los investigadores practiquen el akhulli (debate) y el mathapi (discusión profunda), entrelazando hallazgos para construir un análisis cohesivo, como una cocción perfecta o, como se dice en aymara: “suma tinkt’ata jayutsa, jaqt’atsa, wayk’atsa” (bien sazonado). Esta metodología de trabajo colectivo teje la memoria fragmentada, otorgando sentido al pasado y proyectándola hacia el futuro, en un acto de reciprocidad en tiempo y espacio, pues también se devuelve la producción escrita a las comunidades.

La OC abre un horizonte de investigación comunitaria, donde cada dato se conecta con el pasado y con la epistemología institucional: “Qhip nayr uñtasis sarnaqapxañäni…” (“mirar hacia el futuro desde el pasado”). Al llenarse la OC con todos los “ingredientes” —datos que son compartidos—, el trabajo del THOA continúa siendo una expresión de resistencia y afirmación cultural, en la cual lo colectivo y lo ancestral se consolidan como fundamento de un nuevo horizonte de conocimiento.

En estos 41 años de vida institucional los sociólogos, antropólogos, lingüistas, matemáticos, educadores, jilatas y kullakas investigadores del Taller de Historia Oral Andina compartiremos nuestra olla común a través de esta columna que esperamos también sea alimentada por nuestros lectores.