Puede parecer un caso intrascendente e, incluso, anecdótico, pero detrás de la fría información se encierra el drama de los bolivianos que carecen de recursos económicos para que sus huesos reposen bajo tierra en un lugar autorizado y, consecuentemente, sean visitados periódicamente por sus deudos o familiares.
Un bebé de poco tiempo de nacido falleció por causas naturales. Sus padres, en medio de su profundo dolor, intentaron sepultar los restos de la criatura en un camposanto de la ciudad de El Alto, pero las autoridades ediles a cargo de la administración de ese espacio municipal les pidieron 3.500 bolivianos para admitir el entierro.
Los progenitores no cuentan con esa suma de dinero, por lo que decidieron buscar un sitio próximo a su vivienda y cavaron una pequeña tumba donde depositaron el pequeño ataúd. Pusieron una cruz encima y dejaron algunas flores en el lugar.
Como es natural, el hecho llamó la atención de los vecinos, pues la tumba sin nombre había sido colocada en un terreno baldío, que tarde o temprano, será ocupado y construido por sus actuales o futuros propietarios, quienes con absoluta seguridad hubieran encontrado los restos del infortunado nene.
Cabe preguntarse, como consecuencia de lo anterior, si es que no corresponde que todos los cementerios municipales dispongan de un servicio de trabajo social que evalúe las condiciones socioeconómicas de las familias para establecer descuentos y facilidades de pago para aquellas familias que no cuentan con los recursos suficientes para hacer desembolsos de mediana o gran magnitud y no dejar libradas a las personas a su suerte.
Hospitales del sector público cuentan con equipos de profesionales en el campo cuya intervención, en muchos casos, permite salvar vidas, aunque en este caso, este servicio será necesario para rescatar del olvido y la falta de respeto a su memoria a difuntos cuyos parientes apenas pueden enfrentar los gastos de la vida cotidiana.
El derecho a bien morir debe considerarse también como una forma de dar calidad de vida o vivir bien a todas las personas.