La Venezuela de Nicolás Maduro necesita aliados poderosos en el mundo. Aislada por las sanciones impuestas por Estados Unidos y complicada por unos comicios cuyo resultado real parece no ser el anunciado oficialmente por el ente electoral, además de denuncias hábilmente manejadas por la oposición interna y externa sobre malos tratos, cuando no torturas, a los detenidos en las protestas callejeras, Caracas debe encontrar su espacio en el mundo.

Con el ingreso de Venezuela, independientemente de su estatus, al bloque BRICS parecía que Maduro podría tener un espacio donde encontrar respaldo político y económico. Sin embargo, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, decidió vetar el ingreso de este país al bloque, pues ello hubiera supuesto un tácito reconocimiento al triunfo electoral de Maduro, cosa que se mantiene en debate.

En forma coincidente, días atrás, otro líder de la izquierda continental, el uruguayo José Mujica, exmandatario de su país y cuyo compromiso con la lucha marxista no se puede negar ni olvidar —de hecho, fue torturado por el salvajismo de las dictaduras militares—, declaró que el Presidente venezolano debería declarar que en su país rige la dictadura del proletariado y no “jugar” a la democracia, cita que también aplicó para calificar a la administración de Daniel Ortega en Nicaragua.

El jefe de la diplomacia brasileña, Celso Amorim, explicó que el veto de su país al ingreso de Venezuela al bloque “no tiene que ver con democracia, sino con una ruptura de confianza. Nos dijeron una cosa y no fue hecha”, en directa alusión a que Maduro no presentó las actas de votación y se limitó a descalificar las expuestas públicamente por la oposición al calificarlas de falsas, sin aportar pruebas al respecto.

En suma, a Maduro se le cerró otra puerta, mientras la oposición política e ideológica comienza a dar señales de cierto fortalecimiento. Lula acaba de enviar una señal al mundo, una muy firme. O todos respetamos las reglas del juego, nos gusten o no los resultados, o nos aislamos y quedamos solos.

Más, son otras acciones positivas de la organización multilateral.