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  • Aleja Cuevas

7/4/2025.- En las comunidades cruceñas dedicadas a la agricultura, se identificó “un alarmante” uso de plaguicidas prohibidos, cuyas secuelas son nocivas para la salud de los agricultores. Es una de las conclusiones de un estudio que aborda las consecuencias del uso de agroquímicos en los municipios de Santa Cruz. 

Este lunes, a las 10:00, en el auditorio Ernesto Che Guevara, ubicado en el piso 13, de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), se presentará el estudio Plaguicidas en la agricultura: implicaciones para la salud en comunidades agrícolas de Santa Cruz.  

Este trabajo es la segunda fase de una investigación que realizó el Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia (GTCCJ)-Regional Santa Cruz.

En este estudio se profundiza el análisis de los efectos de la exposición de agroquímicos en la salud humana, mediante el uso de biomarcadores para medir la presencia de plaguicidas y el daño genético. Para ello se tomó una muestra de la población de ocho comunidades agrícolas, de cuatro municipios: San Pedro, Cabezas, Pampagrande y Cuatro Cañadas.

El Instituto de Genética de la UMSA, que apoyó la investigación, estudio a 244 personas de las comunidades participantes en el proyecto. Se les tomaron muestras de orina y sangre, tanto de quienes manipulan directamente los plaguicidas como de aquellos que, aunque no lo manejen, están expuestos a través del consumo de agua.

La investigadora Noemí Tirado, del Instituto de Genética, explicó que en las muestras se analizaron la presencia de metabolitos, sustancias que se producen en el proceso del metabolismo. 

“Algunos metabolitos fueron enviados a Santa Cruz, mientras que otros, más específicos y difíciles de analizar, se enviaron a Suecia. Allí se determinó que la mayoría de las personas, casi todas, presentan estos metabolitos o compuestos activos del plaguicida”, informó.  

Según datos de la Fundación Solón, Bolivia importó 55 mil toneladas de plaguicidas en 2021, frente a las 9.000 toneladas registradas en 2000.

Si bien la agroindustria es la principal usuaria, el 55 por ciento de la producción agrícola está en manos de pequeños agricultores, quienes también están expuestos a los tóxicos, y son los más vulnerables a sufrir sus efectos adversos. 

Tirado advirtió de que, si una persona está expuesta crónicamente, es decir, por bastante tiempo, la posibilidad de contraer cáncer es alta, pero también de otras enfermedades degenerativas como los males de Alzeimer y Parkinson, porque estos químicos dañan las neuronas de los individuos.

Durante la investigación in situ, se encontró, en la mayoría de las personas, una predisposición a la prediabetes; en otros casos, náuseas, vómitos y dolores de cabeza.

“Hay un incremento, porque tienen azúcar en la sangre muy elevado, que también está relacionada con la exposición a los agroquímicos”, apuntó. 

“Las personas que aplican los plaguicidas serían las que más daño y riesgo tienen, pero las que viven en los lugares, pero no los aplican, también están expuestas porque estos químicos se difunden a través del agua y el aire”, resaltó.

Tirado, además, informó que, aunque no forma parte principal de la investigación, se tomaron muestras de orina de un grupo de 20 niños de cinco a 12 años, “en las cuales se encontraron metabolitos de plaguicidas”.