- Deporte
- LA PRENSA
Estuvo al borde la muerte. Un cáncer en la laringe casi corta su vida abruptamente, pero Hebert Hoyos tuvo fe en Dios, se sometió a un doloroso y largo tratamiento, y al final salió vencedor. “Sí, creo que le atajé un penal al cáncer”, dice hoy con una sonrisa y en una cancha de fútbol.
El 2017 fue el año que le trajo malos días. La enfermedad carcomió su físico. No salía de casa y hasta le faltó dinero para poder pagar un tratamiento que se le venía. Recibió la solidaridad de la gente del fútbol y en especial de su ex club, Oriente Petrolero. Hasta el cantante Fabio Zambrana se sumó a la ayuda.
Hoyos, ex arquero de fútbol que incluso jugó en la selección nacional, luchó por su vida. No se dio por vencido en ningún momento. Los ingresos de las kermeses de solidaridad y de otras fuentes permitieron que se someta a varias sesiones de quimioterapia y fisioterapia. Esos días estaba perdiendo fuerzas y hablaba con dificultad.
Sin embargo, el tratamiento fue por buen camino. El cáncer fue desapareciendo poco a poco y hoy recuerda aquel pasaje como un mal momento de su vida. Hace un mes cumplió 66 años y está bien de salud. Ha recuperado el físico que tenía y hasta ha vuelto a jugar.
UN MAL RECUERDO
Hoyos vive a una cuadra de la cancha de la Mutual de Ex Jugadores de Fútbol de Santa Cruz, en la zona del parque Urbano.
Cuenta que después de haber superado el cáncer tuvo otras molestias, como un problema de próstata y del colon, pero en 2022 volvió a superar a la enfermedad.
“Ya estoy bien e incluso he vuelto a jugar”, dice al señalar con el índice de su mano derecha la casa donde vive.
El cáncer en la laringe le ha dejado secuelas. Su voz en ronca y baja. “Pero no hay problema ni dolor, hablo sin problemas”, expresa.
“Fue un momento difícil en mi vida. La quimioterapia y radioterapia duró ocho meses, pero las ganas de vivir me ayudó. Es cierto, estuve entre la vida y la muerte. El tratamiento fue fuerte, mucha gente no aguanta ese tratamiento. Creo que Dios me dio la fortaleza para salir adelante”, cuenta.
Se siente agradecido con su familia porque recibió su apoyo en los momentos más difíciles. Sin embargo, perdió a sus padres y una hermana en los últimos años.
Según el ex futbolista, su vida cambió. “En la vida hay que ser fuerte. Yo lo fui, por eso salí de esa tremenda enfermedad. Creo que fue el penal más difícil que atajamos. Fue por las ganas de vivir. Lo importante estar vivo”.
LINDOS RECUERDOS
Hoyos salió de las inferiores del club Oriente Petrolero. “Ya en la escuela era arquero. Me gustó siempre ese puesto. En mis inicios admiraba a Estanislao Jiménez, José Issa y a Carlos Jiménez, eran arquerazos. Yo fui más un arquero atajador, ese era mi estilo”.
Enumera con una sonrisas tres momentos inolvidable de su carrera deportiva. Los dos primeros defendiendo el pórtico de Oriente Petrolero.
“En 1979 le ganamos a The Strongest una final y fuimos campeones. Le atajé un penal a Luis Galarza a los 90 minutos. Ganamos 2-1 y nos quedamos con el trofeo”.
“El 90 jugamos otra final. Fue en La Paz contra Bolívar, que tenía un equipazo. Definimos en los penales, le atajé a Marco Antonio Etcheverry y fuimos campeones”.
El otro recuerdo es de su paso por la selección boliviana. “Jugamos la Copa Paz del Chaco en 1979. En La Paz ganamos 3-1 y en Asunción, en la vuelta, Paraguay nos ganó 2-0. Yo era suplente de Carlos Jiménez, quien salió a los 15 minutos por una molestia. Como igualamos, se definió por penales. Atajé tres y Bolivia ganó por primera vez la copa”.
Por: Gustavo Cortez