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Charlotte Cooper, Marion Jones, Margaret Abbott, Helen de Pourtalès... y así hasta 22 nombres que deberían ser conmemorados en libros, películas, calles y estadios, pero que rara vez escapan del olvido.
Veintidós mujeres, veintidós intrépidas que desconocían que pasarían a la historia, inauguraron la participación olímpica femenina en 1900, en la misma sede, París, en la que 124 años después se va a lograr la equiparación total entre los dos sexos.
Fueron 22 mujeres entre 997 participantes y compitieron en cinco deportes: tenis (7 mujeres), vela (1), croquet (2), hípica (2) y golf (10). ¿El nexo común entre estas disciplinas? Deportes practicados por la clase alta, la única en la que las mujeres tenían entonces acceso a la competición en aquella época. Y solo el golf y el tenis contaron con pruebas exclusivamente femeninas.
LA PRECURSORA
La tenista británica Charlotte Cooper es la primera campeona olímpica individual de la historia. La cinco veces ganadora del torneo de Wimbledon se llevó de los Juegos de París el oro individual, en una final disputada el 11 de julio ante la francesa Yvonne Prévost. También ganó el título de dobles, junto a Reggie Doherty.
Cooper desarrolló una carrera deportiva brillante pese a padecer una importante discapacidad: era completamente sorda desde los 26 años. Para entonces ya había ganado dos de sus cinco Wimbledon. Los oros olímpicos los ganó a los 30 años.
La estadounidense Marion Jones (además de tenista, violinista y cantante; llegó a dirigir la Compañía de Ópera de Nueva York) y la bohemia Hedwing Rosenbaum ganaron los bronces individuales. Completaron el cuadro la francesa Marguerite Fournier y la estadounidense Georgina Jones, hermana de Marion y, como ella, educada en la música y las artes.
En el torneo mixto participó, además de las anteriores, la gala Antoinette Gilou. Su hermano, Pierre, fue capitán de Copa Davis e impulsor de la construcción del estadio de Roland Garros.
Las pistas del Parc de Sports de L’Ile de Puteaux donde Cooper y las demás hicieron historia siguen hoy en día en funcionamiento. El club de tenis, fundado en 1886, es uno de los más antiguos de Francia.
MADRE E HIJA
Margaret Abbott, estadounidense, fue la campeona del torneo olímpico de golf. Se aficionó a este deporte en Chicago. Viajó a París con su madre a estudiar arte –fue alumna de Degas y Rodin– y ambas se apuntaron a la competición olímpica, que la hija ganó, con su madre, Mary, en séptima posición.
Las otras mujeres que participaron en aquel primer torneo femenino fueron la suiza Polly Whittier (Suiza) y las francesas Abbie Pratt, Thécla/Valentine/Jeanne (se desconoce el nombre concreto) Froment-Meurice, Madeleine Fournier-Sarlovèze, Lucile Fain, Rose Gelbert (cuñada de Froment-Meurice) y Marie Brun.
PRIMERA MEDALLISTA
Helen Barvety, regatista, neoyorquina de nacimiento, suiza por matrimonio con el conde de Pourtualès, es la primera mujer que compitió en unos Juegos Olímpicos y la primera que obtuvo una medalla, el 22 de mayo de 1900 en Meulan, al ganar el oro en la clase de 1-2 toneladas. Cinco días después ganó la plata en la segunda regata, como parte en ambos casos de una tripulación que formaban el matrimonio de nobles y su sobrino Bernard, a bordo del ‘Lerina’.
Por forma parte de una tripulación mixta, los honores de ser la primera campeona olímpica individual recayeron en Charlotte Cooper. Pero la primera participante fue Helen y la primera medallista, también. Cincuenta días antes que Cooper.
PRESENCIA TESTIMONIAL
Louise Anne Marie Després, francesa, disputó las pruebas individuales de croquet y ocupó la quinta posición. Era la esposa de André Després, por entonces presidente de la Federación Francesa. Poco se sabe de su corta biografía, pues murió con solo 32 años.
Marie Ohier, francesa, también participó en croquet, deporte abierto a hombres y mujeres. No terminó la prueba. Tres primos más participaron en la misma competición.
La también local Jane Moulin y la italiana Elvira Guerra, amazonas, completaron el cupo de las 22 pioneras. Compitieron en doma.
Guerra, nacida en San Petersburgo, aprendió a montar a caballo en el circo de su tío. En Burdeos hay una calle que lleva su nombre, en uno de los escasos homenajes a este grupo de debutantes olímpicas.
EFE