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La explotación de litio en Bolivia está “en pañales” en relación con países vecinos como Chile, que concentra el 92,7 por ciento de las compras de China y el 4,42 por ciento corresponde a la producción de Argentina. Al proyecto que no acaba de despegar desde hace más de 34 años se suman las denuncias de irregularidades que fueron conocidas recientemente y por las cuales algunas exautoridades afrontan procesos penales.

Mientras se desarrollan las investigaciones para establecer el daño económico que se generó durante anteriores gestiones en proyectos por los que se desembolsaron unos 1.000 millones de dólares, se realizó en La Paz un seminario para analizar el rol de China en la extracción del litio en América Latina.

En la oportunidad, Jorge Campanini, investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), hizo un repaso al proceso de explotación del litio y la importancia que tiene. “El proyecto del litio no ha podido alcanzar las expectativas que se tenían planteadas”, dijo en la oportunidad en un contacto mediante la plataforma zoom.

Según una publicación del Cedib, en la actualidad hay un “boom” del litio que incrementó el valor de los compuestos y su demanda va en aumento debido a que es imprescindible para el funcionamiento de vehículos eléctricos, que ofrecen una alternativa a los automotores que emplean combustibles fósiles.

Esa institución destaca que el litio es un “mineral crítico”, es decir, es difícil de obtener y es fundamental para reducir el uso del carbón, gas, gasolina y diésel.

“¡El ‘boom’ del litio está ocurriendo ahora y no durará mucho! Los yacimientos disponibles y los combustibles necesarios disminuyen”, dijo.

La propuesta inicial del Gobierno consistía en producir anualmente 350 mil toneladas de cloruro de potasio y 15 mil toneladas de carbonato de litio. Cuando el proyecto se ejecute, se calcula que demandará más de 18 Mm3 (millones de milímetros cúbicos) anuales de agua, un recurso que es cada vez más escaso en el planeta y que tiene poca disponibilidad en la región de los grandes salares del sudoeste boliviano.

El Cedib demanda más información respecto a los “potenciales impactos en el agua” por la explotación de este mineral. “La falta de información científica básica reduce la capacidad del Estado boliviano de planificar un proyecto de magnitud para la industrialización”.

Según el Cedib, es posible que Bolivia llegue tarde al “boom” del litio, principalmente por la lentitud de los procesos de producción.

Otra de las falencias que detecta es que no hay reservas medidas de litio, que es el principal indicador para planificar y financiar los recursos. También observa que no hay alianzas para fortalecer capacidades en ciencia y tecnología que se requiere para este tipo de explotación; faltan inversiones para capacitar a la población local que se encuentra principalmente asentada en el departamento de Potosí; además, aseguran que no hay alianzas para gestionar agua para el proceso.

Por: Gregory Beltrán