Los bolivianos han dado una nueva demostración de la "cultura de la última hora". A pesar de que hubo largos meses para acercarse a alguno de los puntos del empadronamiento biométrico electoral permanente, la gran mayoría esperó a que se abriera el período masivo previo a las elecciones judiciales y, probablemente, al referéndum consultivo del 1 de diciembre, para formar interminables filas. Por ello, las autoridades del Tribunal Supremo Electoral se vieron obligadas a ampliar el horario de atención a los ciudadanos que esperan su turno para ejercer su derecho y cumplir con su obligación de participar en los procesos democráticos mencionados.
Los vocales electorales anunciaron que, pese a la importante afluencia de personas, no se ampliará el plazo para el empadronamiento ciudadano, lo que permite prever que, a lo largo de esta jornada, las filas serán interminables. Ocurre que el cronograma electoral es inmodificable y el sábado 31 concluye el plazo para la inscripción de personas que deseen sufragar.
Las personas dispusieron de bastante tiempo para anotarse en este registro. Deben hacerlo quienes cambiaron de domicilio o cumplirán 18 años entre la fecha de la anterior votación y el próximo domingo 1 de diciembre.
La necesidad de las personas de evitar las sanciones pecuniarias que se aplican a quienes no emiten su voto es, probablemente, una de las causas del interés por obtener el registro en el Padrón Biométrico, sin dejar de lado la convicción democrática de la población.
Sin embargo, es preciso hacer un llamado de atención a las personas que forman larguísimas filas durante horas para inscribirse en el registro electoral. Se debe superar la horrorosa costumbre de dejar todo para el último momento. Las interminables colas que se observan en torno a los puntos de registro ciudadano deben ser aleccionadoras y servir de ejemplo para que los bolivianos no volvamos a incurrir en este pernicioso hábito.
Al final de cuentas, los únicos perjudicados son los individuos que hacen las cosas a último momento y, posteriormente, protestan contra quienes son responsables de atender sus requerimientos, en este caso, su inscripción electoral, aunque el perjuicio es responsabilidad suya.