Despierta esperanzas. El solo anuncio de que la Inspección Técnica Vehicular dejará de ser un mero mecanismo de recaudación destinado a las arcas de la Policía Boliviana para convertirse en un procedimiento que, sin ser perfecto, tienda a asegurar que los vehículos que circulan por calles y caminos de todo el país cumplen requisitos mecánicos mínimos.
Uno de los principales problemas del parque automotor boliviano es su antigüedad, lo que debe obligar a ejercer controles rigurosos sobre las condiciones técnicas de los vehículos, pues son dramáticamente comunes los reportes periodísticos sobre accidentes —muchos de ellos fatales— que se atribuyen a “fallas mecánicas”, en particular severos desperfectos en el sistema de frenos.
Durante muchos años, la inspección fue un simple trámite cuya finalidad era obtener la roseta que se adhería al parabrisas delantero de cualquier motorizado para que circule sin inconvenientes por el territorio nacional e, incluso, hay versiones acerca de la existencia de un mercado ilegal de estos adhesivos.
Las inspecciones consistían en revisiones superficiales de automóviles, camionetas, jeeps, minibuses, microbuses, buses y camiones, a cambio del pago de determinada suma de dinero. Nada más y que Dios ampare a las personas que deben trasladarse a bordo de cualquiera de estas unidades.
Esta situación tampoco podía atribuirse a los responsables, efectivos policiales, de esta situación. Ellos eran tan víctimas como quienes resultaban afectados por accidentes de tránsito, pues apenas disponían de pocos minutos para certificar que un automotor cualquiera está en condiciones de circular.
Los escáneres y los sensores que se utilizarán permitirán conocer con mayor detalle cómo está cada motorizado, en tiempo relativamente breve y, por lo menos, se recomendará a los propietarios que deben acudir a un taller en procura de corregir o reparar cualquier falla detectada o prevenir algún problema que podría presentarse en el futuro.
No vaya a creerse que ésta será la panacea universal contra las fallas mecánicas, pero será un paso hacia adelante en procura de ajustar la situación de los motorizados en Bolivia.