• Sociedad
  • LA PRENSA

Alas bajas temperaturas que soporta el departamento de Potosí, ayer se sumaron fuertes ráfagas de viento que causaron destrozos en el estadio Víctor Agustín Ugarte.

Según un reporte de radio Kollasuyo, una de las hileras que sostienen las nuevas luminarias de ese escenario deportivo cayeron ante la fuerza de ráfagas de más de 40 kilómetros por hora, que también causaron daños en zonas alejadas del centro urbano.

Desde la mañana se comenzaron a sentir las ráfagas de viento con velocidades que oscilaban entre 20 y 25 kilómetros por hora, cuya intensidad creció hacia la tarde. Cerca de las 14.00 la situación empeoró, según el reporte de esta emisora.

Después de las 15.00 las ráfagas superaron los 40 kilómetros por hora y cubrieron de polvo a la Villa Imperial. El vendaval destrozó los techos de algunas viviendas, volaron toldos y cayó un poste de luz.

El daño mayor se presentó en la hilera de luminarias del estadio, que fueron instaladas en marzo.

“Hemos sufrido una caída de las luminarias que teníamos en el estadio Victor Agustin Ugarte. Gracias a Dios no se ha complicado, estos vientos han sido realmente fuertes; nos han golpeado muy duro y vamos hacer las reparaciones inmediatamente”, declaró el director departamental de Deporte, Édgar Gonzales.

No hubo personas lesionadas, pese a que algunos atletas se entrenaban en ese escenario cuando se produjo el colapso.

Técnicos de la empresa que instaló las luminarias junto a personal de la Gobernación analizan acciones para reparar el desastre.

“Existe preocupación entre la ciudadanía potosina; pero nosotros, como empresa, vamos a hacernos cargo de la reposición. Tenemos una garantía y una póliza vigente, llegarán estructuristas desde La Paz y vamos hacer el análisis correspondiente y vamos hacer la reposición correspondiente”, declaró Joselín Arias, representante de la empresa contratista.

Estas torres de luminarias fueron instaladas en marzo para el club Nacional Potosí dispute partidos de fútbol válidos para la Copa Libertadores de América.

Por: Wilma Pérez