• Seguridad
  • Micaela Villa

13/6/2025.- Fabiola J. C., de 32 años, fue asesinada y su cuerpo descuartizado en una precaria vivienda de la zona Urkupiña, de La Paz. El principal sospechoso es José Luis Tola Achillo, de 44, quien era portero de la vivienda donde cometió el crimen. Él está prófugo.

Tras el asesinato, la víctima fue desmembrada por este hombre, a quien el director de la fuerza anticrimen de La Paz, Gabriel Neme, calificó de autor material e intelectual del hecho y planificó deshacerse de los restos. Su cómplice es Alejandra Jenny S. C., de 29, quien además es la madre de sus cuatro hijos. Los niños quedaron bajo resguardo de la Defensoría Municipal de la Niñez.

La tarde del jueves 5, Tola Achillo invitó a Fabiola a la habitación que ocupa en la vivienda de la que era cuidador y portero. Ella aceptó y fue.

Consumieron bebidas alcohólicas. El sujeto intentó violarla. La mujer se defendió, pero se impuso la fuerza bruta del varón. La vejó y asesinó.

Él durmió con el cuerpo sin vida de su víctima esa noche, y el viernes 6, llamó a su cómplice para continuar la violencia.

Para no dejar rastros, cercenó el cadáver de Fabiola con ayuda de su expareja Por la noche, se deshicieron de los restos.

CINCO ZONAS DIFERENTES

A las 23:46 de ese viernes, ambos salieron del inmueble, el hombre transportaba manualmente un carretilla y la mujer iba a su lado. Llevaba una mochila. Todo parecía normal, pues sobre la carretilla llevaban una perrera; sin embargo, en su interior estaban las bolsas con macabro contenido. El cuerpo de Fabiola fue dividido en cinco partes.

El análisis de las grabaciones de las cámaras de seguridad permitieron observar que el asesino y su cómplice recorrieron 500 metros por la avenida Periférica con el cuerpo destrozado. Les tomó cerca de 10 minutos botar los restos.

Lo primero que hicieron fue echar las manos de la mujer debajo de un puente. Luego caminaron y se encontraron con otro hombre, quien se cree que un bebedor consuetudinario, a quien le pidieron ayuda para deshacerse de otra bolsa. En su interior, estaban las extremidades inferiores de la mujer. Así lo hicieron en un terreno baldío, sobre la calle Abaroa. Después, se despidieron.

Hombre y mujer continuaron su caminata hasta que llegaron a un contenedor de basura donde permanecieron tres minutos y 15 segundos. Ellos pretendían dejar los restos ahí; pero, según declaró la cómplice, quien fue aprehendida, había testigos, por lo que decidieron continuar.

Llegaron al final de la avenida Periférica y descendieron hasta el barrio de El Rosal, donde dejaron la cabeza, continuaron hacia Villa El Carmen para deshacerse del tórax y finalmente se dirigieron a Barrio Gráfico, para dejar los brazos abandonados. 

Durante cinco días, los investigadores buscaron los restos. Fueron las huellas dactilares que permitieron conocer la identidad de la víctima.

El día de su muerte, la víctima vestía zapatillas blancas, calcetines rosas, una calza negra y un jean azul. Dos tatuajes también fueron identificados, uno cerca de su tobillo derecho con la imagen de una rama con flores y otro en uno de sus brazos, y que mostraban dos nombres, se presume que son de sus hijos. De comprobarse esta hipótesis, los niños serán huérfanos de madre.

El asesino es buscado por la Policía. El delito por el cual se investiga el crimen es asesinato. Es posible que se cambie por feminicidio a medida que continúan las investigaciones.

“Pedimos a la población que se sume al trabajo de investigación que realizamos. No descansaremos hasta aclarecer este suceso. Solicitamos que nos coadyuven para tener información de la víctima. Buscamos también al autor intelectual y material de este hecho reprochable”, dijo Neme.