Autoridades del sector financiero nacional refrescaron la memoria de los políticos que se refieren en términos despectivos al crecimiento de la economía de Bolivia. Se dice, y es una verdad absoluta, que los números nunca mienten y reflejan la realidad.
Es posible que para los bolivianos de menor edad no recuerden o no hayan vivido la etapa comprendida entre 1985 y 2005, cuando las estadísticas mostraban que el Producto Interno Bruto de Bolivia era similar al de Haití y sólo podía resistir comparaciones con algunos de los países pobres de África.
El PIB de Bolivia en 2005 alcanzaba a 9.574 millones de dólares. Dos décadas más tarde, este indicador alcanza a 47.315 millones de dólares. El crecimiento fue exponencial, pues un simple ejercicio aritmético permite saber que, en 20 años, el PIB de Bolivia se incrementó en casi 495 por ciento.
Hay quienes aseguran que el Gobierno es un pésimo administrador de las empresas, aunque durante este tiempo, las entidades públicas han mostrado números positivos, aunque hay quienes las tachan de “elefantes blancos”.
Inclusive, durante el periodo de la privatización de las empresas públicas se produjeron algunos descalabros, como la quiebra del Lloyd Aéreo Boliviano o el poco satisfactorio manejo de las administradoras de fondos de pensiones, sin hacer alusión a la entrega de los yacimientos mineralógicos de Huanuni o Corocoro a empresas principales vinculadas, cuando no pertenecientes, a antiguos jerarcas estatales.
El crecimiento de la economía nacional, independientemente del signo ideológico de los administradores de la cosa pública o de quiénes fueron o son, es un hecho tangible.
Durante las anteriores gestiones gubernamentales, las autoridades sólo podían aspirar a mantener la estabilidad con niveles mínimos de crecimiento económico.
Hay dos formas de entender la gestión gubernamental: achicar el Estado o agrandarlo para que crezca y beneficie a la mayoría.
Cada cinco años, en las urnas, los ciudadanos deciden la opción que seguirá el país durante el siguiente periodo constitucional.