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Los integrantes de una institución que aglutinaría a una gran cantidad de asociados discutían el destino de los recursos que recaudarían. Todos estaban de acuerdo en abrir una cuenta bancaria, pero no se les notaba convencidos de hacerlo debido a que generaría poco interés. “El dinero no duerme”, decían recordando una de las frases que se escuchaban en las bolsas más grandes.

A uno de ellos se le ocurrió recurrir a uno de sus amigos que trabaja en la Bolsa de Valores para conocer su criterio, este le dijo que lo más aconsejable era invertir ese dinero para obtener una mejor rentabilidad y de esta forma no dejar que el dinero de esa institución duerma.