Se supone que los funcionarios de las diferentes entidades públicas ocupan diferentes cargos para prestar un servicio a la población que, con sus impuestos, paga sus sueldos y, en última instancia, les da de comer. Hay que considerar que, por una parte, los aparatos gubernamentales de los tres niveles deben absorber a la mayor cantidad posible de personas en una sociedad que, como la nuestra, no ofrece oportunidades de empleo en condiciones de igualdad para todos y que el sector privado no puede dar empleo especialmente a quienes tienen menos estudios y capacitación. Es una función social estatal, aunque las continuas políticas de ajuste estructural impuestas por organismos internacionales exijan achicar el Estado. Sin embargo, cuando esa burocracia —como sucede en Bolivia y en varios países del tercer mundo— deja de ser un medio para convertirse en un fin, toda la sociedad, en especial sus sectores más vulnerables están en franco peligro. Cuando un insignificante sello no aparece al pie de un ostentoso documento se impide concluir satisfactoriamente un trámite urgente, estamos en presencia no de un despropósito, sino de una aberración monumental. Y cuando esa burocracia descuida sus responsabilidades, podemos estar ante un descuido que raya en lo inhumano. Que un centro oncológico no cuente con morfina para atenuar el dolor de pacientes que sufren cáncer terminal es una monstruosidad, derivada de la incapacidad de llevar un inventario adecuado y de hacer las solicitudes con la suficiente anticipación. Es necesaria una ley para agilizar todos los trámites en la administración pública para que éstos sean expeditos y no dependan de firmas o sellos que, al final de cuentas, valen poco. La burocracia, cuya necesidad se justifica en el hecho de que el Estado debe velar por el bienestar de muchos, debe dejar de ser un fin para convertirse en un medio que garantice a todos los ciudadanos la satisfacción de sus necesidades. Y esa disposición debe contener sanciones para quienes entrampen o detengan indefinidamente gestiones que no deben permanecer en su poder un segundo más del tiempo imprescindible para que sigan su curso normal. Debe terminar aquello de que hacer un trámite en Bolivia es algo muy parecido o peor que un martirio...