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Desde febrero del 2023 no se pudo hasta ahora solucionar la escasez de dólares y un tipo de cambio paralelo que deprecio a nuestra moneda en casi un 30%. A pesar de las políticas implementadas por el BCB y un acuerdo tibio con parte del sector privado, el problema sigue vigente y más crítico. El gobierno nacional responsabiliza a exportadores, banqueros, opositores, especuladores y otros por la falta de la divisa en la economía, con poca autocrítica y planteamiento de solucione sostenibles.
Esta crisis ya rebalso la olla, porque se sumaron más sectores exigiendo al gobierno central la provisión de dólares. Entre gremialistas, transportistas, importadores y otros sectores, exigen al gobierno dólares para sus actividades económicas, lo cual piensan conseguir con marchas y bloqueos en toda Bolivia.
La resolución de este problema será muy difícil, tomará mucho tiempo, ya que es estructural y multidimensional, una mezcla de tumores fiscales, monetarios, cambiarios, comerciales, y ahora se sumaron más lo político y social, que han carcomido nuestras reservas internacionales y dado lugar a que exista casi una guerra por los dólares en el país.
El gobierno nacional debe implementar políticas y medidas de tipo integral y a corto plazo que aminoren la sobre demanda del dólar, reduzcan su especulación, controlen la suba de su tipo de cambio paralelo y que proporcionen la divisa americana al menos a sectores estratégicos de la economía boliviana. El objetivo, más allá de aplacar los conflictos sociales, es que se encarezcan más los insumos, materias primas, mercancías y demás, para que no solo haya desabastecimiento de productos tan importantes como los carburantes o medicamentos, sino que también no sigan subiendo los precios, ejerciendo mayor presión inflacionaria, contrayendo cada vez más el poder adquisitivo de nuestra moneda y de los ingresos de los bolivianos.
Por: Luis Fernando Romero