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- LA PRENSA
Desde 2012, el ciberactivista australiano Julian Assange permaneció, en los hechos, privado de su libertad, perseguido por el Gobierno de Estados Unidos.
Estuvo hasta 2019 refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres, de cuyo perímetro no podía salir y desde que Lenin Moreno dispuso el retiro del asilo político que se le había concedido, fue recluido en una cárcel de máxima seguridad del Reino Unido.
Fue tratado como si fuera uno de los más peligrosos y temibles delincuentes.
En realidad, su delito más grave e imperdonable fue revelar, a través del portal electrónico WikiLeaks, a la faz del mundo los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas militares de Estados Unidos en Afganistán e Irak, así como las vulneraciones a los derechos humanos en que incurrieron los estadounidenses en Guantánamo, una base militar que posee el país del norte en la isla de Cuba.
En la Edad Media se tenía la costumbre de ahorcar a los mensajeros que eran portadores de malas noticias. Algo parecido hicieron los diplomáticos de la potencia mundial al perseguir a Assange por informar lo que sucedía debajo de una capa de propaganda ideológica. Es que el país defensor de los derechos humanos y la democracia no podía ser puesto en evidencia de esa manera, sin importar que lo informado por Assange era nada más y nada menos que la verdad.
Tuvo que declararse culpable de haber cometido el delito de espionaje para que deje la cárcel y vuelva a ser un hombre libre. Son las paradojas de la vida actual en este planeta, en el que más vale cuidar la imagen que atender la realidad.
La liberación de Assange ha sido saludada efusivamente por los líderes mundiales convencidos de que la democracia es la mejor manera de organización social y política concebida por la humanidad desde sus inicios.
A pesar de su declaratoria de culpabilidad, Assange podrá volver a caminar libremente por las calles, aunque es probable que deba extremar las medidas para precautelar su seguridad individual y la de sus familiares, pues desde fanáticos hasta espías, con total seguridad, intentarán tomar venganza.