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Durante el desarrollo de la muestra “Piedra. Escultores contemporáneos”, realizada el miércoles, en el Museo Nacional de Arte, 15 escultores en piedra exigieron que se organice la VII Bienal Internacional de Escultura en Piedra, cuya sexta versión se desarrolló hace seis años, en 2018, en el municipio de Comanche, La Paz.

Esa noche, los escultores se reencontraron después de mucho tiempo y dialogaron sobre la necesidad de participar nuevamente en una bienal internacional.

Uno de ellos, Cristóbal Aldana, de Cochabamba, rememoró los años cuando las bienales reunían a los 10 mejores escultores bolivianos y a 10 extranjeros.

“Cuando había bienales, nos reuníamos cada dos años casi todos, éramos 10 bolivianos y 10 venían del exterior”, recordó Alvarado.

En tono de reclamo, este artista dijo que, a diferencia de lo que sucede en otros países, en los que se realizan simposios sobre esculturas, en Bolivia no hay actividades al respecto.

“Por eso queremos reactivar todo con una bienal, la última fue en Comache, luego se anuló porque han dicho que esos recursos hacían falta para otras cosas más importantes. No, una Bienal”, se lamentó el artista.

Desde aquellos años, si bien cada escultor ha ofrecido exposiciones, pero no hay una que una a todos para que muestren su técnica escultórica y de trabajo.

Según Alvarado quienes aún esculpen en piedra, se dan modos para organizarse. “Por eso es necesario seguir en exposiciones, con el propósito de que repongan la Bienal”, apuntó Alvarado, quien celebra este 2024 30 años de carrera artística, pero quien tiene más años dedicados a “dar vida” a las piedras es Érik Tito, quien se dedica a esta labor desde hace medio siglo. “Somos los que damos vida las piedras. Las piedras están al paso, le ponemos alma, corazón y vida. Es por esa razón es que pervive la escultura, nunca muere, es un material tan sólido que persiste en los años”, anotó Tito.

Este artista perdió la cuenta de la cantidad de piedras que llevan su impronta. Todas tienen el denominador común de lo humano y lo social, como sucede con Lágrimas de piedra.

José Mamani es uno de los más jóvenes, se apuntó con una pieza que expresa de la alegría y el dolor. Para este artista, frente a las impresiones 3D dijo que hay quienes aún cortan piedras para darles vida.

“Hay un nivel muy alto, no somos personas que esculpimos piedra por hobby. En una bienal, más allá de encontrarnos, se mostrará calidad”. apuntó Mamani.

Aquella noche, los escultores, entregaron a la directora del Museo Nacional de Arte, Claribel Arandia, una carta en la solicitan que organice la VII Bienal Internacional de Escultores en Piedra. La autoridad cultural indicó que es necesario gestionar el financiamiento para un emprendimiento de esta naturaleza. Por: Aleja Cuevas