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“Dice que nos van a reubicar, pero hasta ahora no sabemos dónde”, relató Serafina Ovando, una de las 120 gremialistas quienes se dedican a la venta de diferentes productos en la Plaza Mayor de San Francisco, que será cerrada para la circulación de peatones y al comercio, mientras se refacciona la bóveda del río Choqueyapu, labor que se realizará hasta noviembre de este año.
El temor de la vendedora es evidente, al igual que otras comerciantes, pues cerca del Mercado Lanza no hay espacios libres, mientras que en la avenida Mariscal Santa Cruz, los espacios comerciales tienen dueño.
Al igual, doña Serafina, Lucía Quispe, expresa su molestia, pues si bien sus representantes lograron un acuerdo con autoridades ediles locales, pero aún no se sabe el lugar exacto de reubicación para continuar sus actividades.
“Soy padre y madre de mis cuatro hijos. Vendo aquí hace más de 16 años y ahora no sabemos qué vamos a hacer”, protestó Quispe, mientras acomodaba los sándwiches de palta que ofrece.
Mientras tanto, los obreros municipales horadaban el piso, donde plantarán los maderos que soportarán el cerco de calaminas en la plaza.
Se prevé que este trabajo concluirá hasta el viernes, mientras tanto el plan vial para evitar el tránsito de vehículos pesados en esas inmediaciones está en marcha.
Sólo pueden transitar vehículos livianos por la avenida Mariscal Santa Cruz, entre el mercado Lanza y la calle Yanacocha, pues en ese tramo la estructura de la bóveda presenta daños considerables.
Al respecto, el alcalde de La Paz, Iván Arias, explicó que todo el plan restrictivo funcionará desde el fin de semana, pues la labor es “consensuada y progresiva”.
“El cierre ya está concertado (…). Les hemos dado tiempo para que las comerciantes se acomoden en los lugares que hemos acordado”, explicó.
En el sitio, funcionarios ediles habilitarán cuatro puntos de trabajo y sólo habrá ingresos por la calle Sagárnaga para que las personas participen en las actividades religiosas en la basílica menor de San Francisco, en tanto que se abrirá otro pasaje para no afectar las actividades económicas que se realizan en galerías y puestos de venta ubicados en el convento y las construcciones aledañas.
Entretanto, la angustia crece entre los comerciantes.
Por: Luis Mealla