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Miniaturas de figuras de animales, vendedoras de frutas, pan y verduras, del Tío de la mina y del sapo forman parte de la 70 illas e ispallas que estarán en exposición este miércoles 24 en el Museo de Etnografìa y Folklore (Musef). Esta gran colección, junto con la presentación de obra Illanakan, Ispallanakan Ajayupa, revela que estos objetos perduran en el tiempo.

Las illas son seres que protegen y que apoyan la procreación, ese, el caso del área rural, dijo Luis Isaac Callizaya, responsable de la catalogación de estos amuletos precolombinos por este repositorio.

El origen de las illas e ispallas se remonta al periodo prehispánico, incluso hasta la cultura Chiripa. Prueba de ello es que existen figuras de serpientes y sapos, que están relacionados con el agua, en referencia directa a la fertilidad y la producción agrícola, explicó.

“Las ispallas están relacionadas con alimentos y semillas y las illas con la procreación de los animales. Entonces, posiblemente, los chiripas han aplicado ese pensamiento de procreación y producción”, dijo el investigador.

El libro, que será presentado el miércoles 24, describe y analiza la pervivencia de las illas e ispallas en la agricultura, en los rituales, en la obtención de riqueza, la buena suerte, el abastecimiento alimentario, la provisión de bienes y la reproducción del ganado, entre otros aspectos.

Los autores Ireneo Eloy Uturunco, Aida Acarapi y Byron Silvester Alarcón recogen datos de cronistas y viajeros del siglo XIX que hablan sobre los amuletos andinos, pero también recuperan experiencias de las comunidades cuyos pobladores los usan en la provisión de bienes y alimentos, en la reproducción del ganado y en el cuidado de la salud.

Según Callizaya, las illas e ispallas aparecen también en las mesas rituales de “pagos” a la Pachamama, a las apachetas y a las wak’as, pero también en las ceremonias agrícolas, ganaderas y mineras o en la festividad de la Alasita. “Todo esto es practicado en las comunidades aymaras y quechuas de los Andes”, reiteró Callizaya.

Según el investigador, el texto, que incluye una catalogación de la figuras de illas e ispallas, es el primero de esta importancia que ofrece el Musef.

“Hay estatuillas de bronce, oro y plata, y son parte de ofrendas que han realizado los tiwanakotas, pasa por los incas, que hacían ofrendas en las islas del lago Titicaca, se usan en ceremoniales. En la Colonia, se frustró estas prácticas debido a la imposición religiosa, pero perdura en el tiempo y aún se la practica”, acotó.

“Estas illas, por ejemplo, han sido trabajadas por las comunidades kallawayas en algunas piedras”, explicó Callizaya.

Apuntó que cada comunidad tiene un calendario festivo y son en estos espacios en que se da la celebración de las ispallas, incluso, las llevan a los templos para recibir una bendición. “Es una forma de resistencia para que no se pierdan estas prácticas ancestrales, de ch’allar o bendecir a las illas e ispallas”, sostuvo.

La investigación Illanakan, Ispallanakan ajayupa hace referencia, por ejemplo, a la illa qunupa, esculturas de camélidos con un diseño con fuente en la espalda para contener bebidas rituales. También de figuras cuadradas elaboradas con cal y azúcar, preparadas para mesas rituales. Pero también también son illas las representaciones en miniatura de las casas, el dios Iqiqu (Ekeko) y objetos, principalmente de Alasita, guardados para atraer la abundancia. En la larga lista también están las figuras del Tío de la mina, elaboradas con metales.

Esta catalogación es importante porque contiene el registro de lo que poseen las comunidades, su historia y su memoria. “Es una relación con la naturaleza, con la tierra, con crianza de los animales y con la producción agrícola. Es una referencia, desde el Musef se plantea, revalorizar nuestras comunidades, sus saberes y su memoria”, concluyó.

Por: Aleja Cuevas