Votar es una obligación, es verdad, pero principalmente es un derecho que asiste a todo ciudadano boliviano.
El voto es una más de las manifestaciones de la democracia, no la única ni la más importante, pero la de mayor alcance.
Democracia es el derecho de todos los ciudadanos, independientemente de su condición social o económica, para participar en los procesos de toma de decisiones políticas en la sociedad.
Durante los primeros 20 años del ciclo democrático abierto con el sacrificio de los bolivianos en 1982 a los poderosos quienes creyeron que por vestir uniforme estaban predestinados a manejar los destinos del país como si se tratara de un regimiento, los bolivianos participamos en al menos nueve procesos electorales, pero pocas veces elegimos pues, por la dispersión del voto, la decisión quedaba en manos de los parlamentarios, quienes hacían negociaciones y acuerdos que, en cierto momento, dieron lugar a presidencias constitucionales interinas o a forzados empates relativos, que dieron lugar a la aplicación de políticas antipopulares o que beneficiaban directamente a los privilegiados de la sociedad en detrimento de las mayorías.
Con la actual Constitución, el panorama varió en alguna medida. Los tres referéndums y las dos elecciones judiciales permitieron a los ciudadanos sentirse más cerca de los espacios de poder y decisión.
La democracia dejó de ser un asunto mal manejado por unos cuantos para abrirse a aceptar lo que la mayoría decida.
Quizás en el periodo comprendido entre 2005 y la actualidad, las elecciones generales de 2019 fueron un punto de inflexión.
Se demostró, independientemente de que si hubo fraude o no, que el ciclo político de los conductores del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, cuando menos debía refrescarse y cuando Luis Arce fue el nuevo candidato, ganó nuevamente por amplio margen. Votar es una obligación y un derecho, que todos los ciudadanos bolivianos debemos cumplir en las siguientes horas.
Es probable que vuelva a imponerse en una contienda electoral judicial el caudal de los sufragios nulos o en blanco. No importa, lo que vale es fortalecer la democracia.