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Tatiana tenía tres años cuando sus padres la llevaron al odontólogo para la curación de una caries. Pero ese 26 de junio de 2008 algo salió mal y quedó en estado vegetativo.
El día que Claudio Chacior y su esposa Nancy llevaron a su hija al odontólogo para que sea tratada de una caries, no imaginaron que una mala praxis iba a dejar a Tatiana en estado vegetal para el resto de su vida.
El triste episodio ocurrió el 26 de junio de 2008. ‘Tati’, así le dicen sus padres, tenía solo tres años. Claudio recuerda que era su única hija y tenían pensado viajar a Argentina para buscar otro destino. Todo se truncó ese día.
La intervención quirúrgica se realizó en la clínica Sirani y, según los padres, se le aplicó una anestesia total cuando ésta no era necesaria y, de paso, sin consultar a los familiares, como generalmente se estila en este tipo de casos.
Han pasado casi 16 años y hasta ahora no se han establecido responsabilidades ni hallados culpables.
Nancy Sosa dice que, tras el accidente en odontología de esa clínica, su hija fue enviada inconsciente a la clínica Foianini, donde estuvo en ese estado más de un mes.
La madre es azafata, pero ha dejado desde entonces de trabajar para atender a su hija.
Claudio y Nancy tienen tres hijas ahora, Tatiana y Keila son las hermanas menores de Tatiana, quien este año cumple 19 años.
La familia vive en un condominio alejado del centro de la ciudad. Es un lugar amplio y agradable, apropiado para el desarrollo de las niñas.
“Uno trata de no recordar lo que pasó, porque fue uno de los segundos más triste de mi vida, porque por querer hacer algo bien para mi hija, me salió todo mal”, dice todavía afligido Claudio y con los ojos húmedos.
Recuerda que la intención era curar unos dientes de leche para evitar una molestia que tenía y todo se complicó en fracción de instantes. “Se pasaron con la anestesia, y ese momento cambió todo porque hay un antes y un después de mi hija Tatiana”.
‘Tati’ ya está joven. No ve, pero escucha. Se alimenta con sonda. Al quedar inerte, su cuerpo se desarrolla con dificultad. Incluso su cadera está sufriendo una malformación.
La familia Chacior inició un proceso legal a las tres personas que intervinieron en el tratamiento odontológico de su hija, pero con el paso del tiempo la justicia le ha jugado una mala pasada.
“Parece que en la justicia solo hay injusticia”, dice Claudio, quien agrega que no sólo no se ha castigado a los responsables de la negligencia médica, sino que “el que más culpa tiene, el que aplicó la anestesia, en lugar de estar preso, hoy está premiado como el presidente del Colegio de Anestesiólogos de Santa Cruz”.
Él y su esposa Nancy esperan que algún día llegue la justicia para su hija. Entre tanto, viven con un ángel en casa, y las penurias siguen porque Tatiana precisa de atención permanente (se alimenta con una sonda) y debe tomar medicamentos de por vida.
Le roba horas a los días
Claudio Chacior, nacido en Argentina, llegó a Bolivia en 2001 como asistente de Carlos Biasutto para dirigir a Wilstermann. Cuando Biasutto se fue, Claudio se quedó y desde entonces ha dirigido a varios equipos de la Liga boliviana.
Actualmente dirige al club Universitario en la Asociación Cruceña de Fútbol y también trabaja en las escuelas de Juan Manuel Peña.
También realiza entrenamientos personalizados con niños y adultos, una actividad que se ha puesto de moda en la actualidad.
“Hay que batirse en todo lado por la familia”, expresa.
Al final, Chacior hace una reflexión: “Yo digo que todo lo duro se hace blando. Ya nos acostumbramos. Vivimos con dolor. Es como si tuviera una piedra en el zapato y ya me acostumbré. Piso y siento que no la tengo. Así que cuando me levanto, veo a mi hija y ese dolor pasa a ser fuerza. Tatiana es la fuerza en mi familia”.