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La Paz está enclavada en una profunda hoyada surcada por más de 200 ríos y riachuelos, cada uno de los cuales se convierte en una vía “natural” para el desemboque de los sistemas de alcantarillado sanitario y pluvial —si es que lo hay— en todas las zonas urbanas de la urbe.
Estos ríos se han convertido en el destino de productos químicos e incluso hospitalarios que son arrastrados por la corriente del principal afluente que parte en dos la ciudad entre las laderas este y oeste, el río Choqueyapu.
Se ha hablado y mucho durante los días anteriores de los gravísimos deterioros que tiene la bóveda de este curso por debajo del principal punto de circulación de vehículos y personas: la plaza Pérez Velasco y la avenida Mariscal Santa Cruz, a lo largo de casi medio kilómetro.
Los elevadísimos niveles de contaminación orgánica y química de ese cauce son, con absoluta seguridad, uno de los factores que aceleraron ese desgaste, por lo que el problema puede replicarse en otros puntos que han sido cubiertos por calles, avenidas, plazas, espacios públicos y edificios pertenecientes al Estado y a particulares.
Es preciso preguntarse, a estas alturas, si otras bóvedas, de menor antigüedad, por cierto, pero igualmente sometidas a presiones por el peso de edificaciones y la circulación de motorizados y seres humanos, sufren daños similares o requieren reparaciones más o menos integrales.
Los ríos Cotahuma, Panteón, San Pedro, Gringojahuira, Orkojahuira, Apumalla y otros ameritan constante monitoreo.
Es probable que, durante algún tiempo, en un futuro más o menos cercano, se deba cerrar total o parcialmente, el paso de vehículos y peatones por la zona afectada en el corazón paceño, lo que se habría evitado con un adecuado control, lo que no es responsabilidad exclusiva de la actual gestión municipal sino de todas en su conjunto. Cerrar el paso de automotores e individuos por “la Pérez” obligará a introducir cambios sustanciales en las rutinas de vida de todos, las trancaderas —un bolivianismo aceptado por la Real Academia de la Lengua Española— serán un martirio para todos y el perjuicio alcanzará a todas las actividades.
Equivaldrá a un bloqueo permanente, pero será eso o lamentar consecuencias mucho más graves, que incluso podrían afectar a personas.